Manuel Gutiérrez Aragón, el tercer relato, esta vez nos
adentramos en la sorprendente narración de un viaje en avión hacía Buenos
Aires. Aquí os dejo el enlace al relato
completo.
Luis Tinoco |
(…) El amigo le invitó a que, cuando
fuera por Madrid, no dejara de visitarle; le enseñaría la cabina de mandos y
todo el avión por dentro. Él era oficial de vuelo. La cosa es que ahora mismo
vendrían a recogerle en un todoterreno para llegar hasta el pequeño aeródromo
regional y volar en avioneta a Barajas, donde tenía que estar a las doce de la
noche por necesidades del servicio. Pero no tenían muy claro el camino que
llevaba a la pista de aviación, al otro lado de los montes.
Así que Mancebo se ofreció a
conducirle por la senda más rápida.
Todo ello ocurría en martes, un día
de la semana de planetas agitados y vertiginosos.
Cuando Mancebo vio la avioneta
blanca con una franja roja, dijo que era preciosa. El amigo piloto le invitó a
que subiera para hacer un corto vuelo sobre cimas, prados y cabañas.
Mancebo tuvo ocasión de contemplar
desde el aire la plaza de Vega, en donde creyó ver a su novia sentada en la
terraza del bar.
Dieron varias vueltas más, y Mancebo
fue señalando nombres de ríos, picos, pueblos y cruces de carreteras.
Después, la zona se cubrió de nubes,
y su amigo le dijo que lo mejor sería seguir volando hasta Barajas. Era más
sensato aguardar al día siguiente para volver al Pas.
El amigo llegó con el tiempo justo
para incorporarse al servicio. El avión estaba ya en la pista, listo para
partir en vuelo regular a Buenos Aires. Pero, aun así, instó a Mancebo a
visitar la cabina de pilotaje.
Una vez dentro, le dijo que se
sentara en una plaza libre de bisnes y que le esperara tomando un aperitivo. (…)
No hay comentarios:
Publicar un comentario