Manuel Gutiérrez Aragón, último relato de la serie en el que
se da una historia en el la libertad del protagonista merma cuando escribia
pues su tío le censuraba todo lo que leía o escribia. Aquí os dejo el enlace al relato completo.
Luis Tinoco |
(…) Mis primeras páginas fueron
escritas ahí, al otro lado del paso de montaña, en la casona de los abuelos en
la que veraneábamos sus diez hijos y los veintidós nietos; entre ellos yo
mismo. Quiero decir, las primeras páginas escritas con voluntad de que fueran
una historia. Comenzaban con algo así como: “Un airoso bergantín estaba
llegando a puerto. Corría el año de 1700…”.
Lo escribí de varias maneras y no avanzaba mucho. Unas veces el bergantín era goleta, en alguna de las redacciones el navío surcaba el mar con las velas al viento, en otras ya se estaba balanceando graciosamente en el puerto.
Lo escribí de varias maneras y no avanzaba mucho. Unas veces el bergantín era goleta, en alguna de las redacciones el navío surcaba el mar con las velas al viento, en otras ya se estaba balanceando graciosamente en el puerto.
Uno de mis parientes, el tío Túbal,
militar retirado, del que recuerdo que tenía una mano metálica cubierta por un
guante negro, vigilaba mis lecturas. Me sometía a espionaje.
El suelo de madera avisaba cuando
Túbal se acercaba a donde yo estuviera, intentando sorprenderme en no se sabe
qué.
—Tú escribes. ¡Escribes cosas! Di la
verdad.
En el comedor, me señalaba ante los
asombrados familiares presentes, niños, niñeras, primos, tíos, abuelos.
—¡He visto papeles con su letra!
¡Pretende ser escritor!
Parecía una acusación. Y él tenía
mucha autoridad en la familia.
Un buen día me encontró varios
ejemplares de la revista satírica La Codorniz. Los rompió en mil pedazos, como
si fuera el enemigo. En cambio, dejó intactas algunas novelas de Joaquín Belda
y también de Dostoievski. (…)
No hay comentarios:
Publicar un comentario