Petros
Márkaris
La
espada de Damocles
Los
griegos de los años sesenta eran un pueblo modesto y ahorrador, que trabajaba
de sol a sol, pero en esa época florecía en Grecia la literatura, el arte, la
cultura y, sobre todo, la poesía. Los dos autores griegos premiados con el
Nobel, los poetas Giorgos Seferis y Odysseas Elytis, así como otros líricos
como Yannis Ritsos o Andreas Embirikos, el director de teatro Karolos Koun, el
director de orquesta Dimitris Mitropoulos o el compositor Manos Hadjidakis y
Mikis Theodorakis, todos ellos son hijos de este tiempo de pobreza. Grecia era
un país pobre con un elevado nivel cultural.
No
quisiera que nadie me malinterpretase. No pretendo mostrar una imagen romántica
del pasado. Creo que la entrada de Grecia en la Unión Europea representó un
gran avance. Sin embargo, confieso que tengo mucho miedo, porque en la época de
la falsa riqueza tiramos por la borda no sólo nuestra pobreza, sino también
nuestros valores, porque pensábamos (¡qué error!) que estos valores eran parte
de nuestra miseria. Ahora que la pobreza vuelve a amenazarnos, carecemos de los
valores necesarios para lidiar con ella, porque los sacrificamos en nombre de
la riqueza. Y por eso, tengo miedo.
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