martes, 3 de septiembre de 2013

En el periódico, El País, septiembre de 2013: Islarios / 2: Islo corrupto de Carme Riera



Carme Riera, segundo relato de la serie Islarios, esta vez la autora de Tiempo de inocencia nos define que es un islo y sus singulares características. Aquí os dejo el enlace al relato completo.

Eva Vázquez
(…) En cuanto a Corruptus, Estrabón es mucho más preciso y señala que el calificativo corrupto tiene que ver con la religatio ad insulam o destierro insular al que los romanos condenaban a los senadores corruptos. La palabra alude, en consecuencia, al comportamiento indigno de cuantos eran despachados hacia el tal islo y donde habrían de permanecer hasta la muerte, castigados por haber abusado de los poderes que les otorgaban sus cargos, haciendo de la estafa y del fraude una forma de vida también entonces, igual que ahora. Aislados del resto de ciudadanos, no tendrían manera de conspirar ni de ejercer la corrupción, ni de dedicarse a negocios poco honestos.
Además, privados de los lujos a los que tan acostumbrados estaban, se les condenaba a tener que buscarse el sustento en un lugar tan inhóspito, lo que significaba emprender una obstinada lucha por sobrevivir en un medio hostil, en una naturaleza poco amable y en condiciones climáticas muy duras, puesto que el islo, al contrario de lo que las islas femeninas suelen deparar incluso a los desterrados, era y sigue siendo de tierra yerma, sin apenas vegetación y no contaba ni cuenta con más agua que la que se puede recoger de las escasas lluvias. No hay caza y la pesca, aunque abundante, es arriesgada pues el mar bate con tanta fuerza que más de uno fue arrastrado por las olas mientras esperaba que algún pez se quedara preso de su anzuelo. Cuenta Herobotio de Alicarnaso que en las épocas en que el islo se vio más poblado de corruptos estos acabaron por convertirse en antropófagos, devorándose los unos a los otros.
Otra de las características del islo es su movilidad. No se trata de una isla fija, anclada en el mar como suele pasar con el resto de islas, sino de un espacio flotante que circula por el océano. En la antigüedad, como ocurrió con Delos, se decía que también Júpiter lo había fijado frente a Roma para facilitar el traslado hasta allí de los senadores corruptos, de los patricios prevaricadores, de los prestamistas indecentes, pero luego, tras la caída del Imperio romano el islo no se quedó quieto y se fue desplazando lentamente por el Mediterráneo. A finales del siglo XX fue avistado muy cerca de Belice, un lugar muy congruente con los deseos de los corruptos, puesto que se trata de un paraíso fiscal. (…)

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