Carme Riera, segundo relato de la serie Islarios, esta vez la autora de Tiempo de inocencia
nos define que es un islo y sus singulares características. Aquí os dejo el enlace al relato
completo.
Eva Vázquez |
(…) En cuanto a Corruptus, Estrabón
es mucho más preciso y señala que el calificativo corrupto tiene que ver con la
religatio ad insulam o destierro insular al que los romanos condenaban a los
senadores corruptos. La palabra alude, en consecuencia, al comportamiento
indigno de cuantos eran despachados hacia el tal islo y donde habrían de
permanecer hasta la muerte, castigados por haber abusado de los poderes que les
otorgaban sus cargos, haciendo de la estafa y del fraude una forma de vida
también entonces, igual que ahora. Aislados del resto de ciudadanos, no
tendrían manera de conspirar ni de ejercer la corrupción, ni de dedicarse a
negocios poco honestos.
Además, privados de los lujos a los
que tan acostumbrados estaban, se les condenaba a tener que buscarse el
sustento en un lugar tan inhóspito, lo que significaba emprender una obstinada
lucha por sobrevivir en un medio hostil, en una naturaleza poco amable y en
condiciones climáticas muy duras, puesto que el islo, al contrario de lo que
las islas femeninas suelen deparar incluso a los desterrados, era y sigue
siendo de tierra yerma, sin apenas vegetación y no contaba ni cuenta con más
agua que la que se puede recoger de las escasas lluvias. No hay caza y la
pesca, aunque abundante, es arriesgada pues el mar bate con tanta fuerza que
más de uno fue arrastrado por las olas mientras esperaba que algún pez se
quedara preso de su anzuelo. Cuenta Herobotio de Alicarnaso que en las épocas
en que el islo se vio más poblado de corruptos estos acabaron por convertirse
en antropófagos, devorándose los unos a los otros.
Otra de las características del islo
es su movilidad. No se trata de una isla fija, anclada en el mar como suele
pasar con el resto de islas, sino de un espacio flotante que circula por el
océano. En la antigüedad, como ocurrió con Delos, se decía que también Júpiter
lo había fijado frente a Roma para facilitar el traslado hasta allí de los
senadores corruptos, de los patricios prevaricadores, de los prestamistas
indecentes, pero luego, tras la caída del Imperio romano el islo no se quedó
quieto y se fue desplazando lentamente por el Mediterráneo. A finales del siglo
XX fue avistado muy cerca de Belice, un lugar muy congruente con los deseos de
los corruptos, puesto que se trata de un paraíso fiscal. (…)
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