Carme Riera, el primer relato de la colección de Islarios trata de aquellas palabras que se
ven olvidadas y desaparecidas, todo ello en una pequeña crónica. Aquí os dejo el enlace al relato
completo.
Eva Vázquez |
(…) Sin voz que las pronuncie ni
texto que las imprima, expulsadas de los diccionarios por desusadas, parecen
condenadas a desaparecer ¿Deben aceptar con resignación esa ley de vida que es
la condena a muerte y en su caso el retorno a la nada sin tierra, a la nada del
gran silencio inerte? O, por el contrario, ¿tienen que luchar para no morir y
encontrar un lugar para cobijarse de la intemperie a la que han sido
condenadas?
Los sociolingüistas aseguran que de
un tiempo a esta parte no solo hablamos peor, sino que lo hacemos con un
vocabulario más restringido, cada vez con menos palabras de manera que la
mayoría sobran. Una situación tan grave las ha unido, decididas a no aceptarla.
Aunque algunas son muy viejas han tratado de buscar juventud en su pasado y de
recuperar sus alas. Las alas con que iban veloces de un lugar a otro, de una
voz a otra, escapadas de los diccionarios donde se les permitía dormir cuando
nadie las pronunciaba, descansar meses, años, lustros quizá o tan solo largas
siestas si, libres de servicio, no las necesitábamos. Pero ahora, en los nuevos
tiempos de ahorro y crisis los diccionarios han tenido que cumplir con el deber
impuesto de controlar mucho más su espacio y se niegan a ofrecerles siquiera
unas líneas donde reposar el maltrecho cuerpecillo de ancianas y pese a su
edad, y a tantos beneficios prestados, son desahuciadas sin contemplaciones. (…)
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