David
Foster Wallace
Entrevistas
breves con hombres repulsivos
A
ella le preocupaba el hecho de que, fuera cual fuese su problema, le resultaba
imposible resolverlo mentalmente en ninguna medida. Le resultaba impensable
hablarlo con él, a la joven esposa le resultaba impensable el mero hecho de
iniciar una conversación semejante.
A veces ella carraspeaba de una forma especial que indicaba que tenía alguna cosa en mente, pero luego se le quedaba la mente en blanco. Si ella le planteara a su marido las dudas que tenía acerca de sí misma, el creería que lo estaba preguntando para que él la tranquilizara y de inmediato se pondría a tranquilizarla, lo conocía bien. Su especialidad profesional era el yen, pero otras divisas influían en el yen y debían analizarse continuamente. El dólar de Hong Kong también era distinto y también influía en el yen. A veces por las noches a ella le preocupaba la posibilidad de estar loca. Era consciente de que había estropeado una relación íntima previa con sus miedos y sentimientos irracionales. Casi a pesar de sí misma, regresó a la misma tienda de Mundo Adulto y compró una cinta de vídeo clasificada X, luego la guardó dentro de su caja en el mismo escondite que el consolador, decidida a estudiar y comparar las técnicas sexuales de las mujeres del vídeo. A veces, mientras él estaba dormido a su lado durante la noche, la joven esposa se levantaba y caminaba hasta el otro lado de la cama, luego se arrodillaba en el suelo y observaba al marido bajo la luz tenue de la lamparilla de noche, estudiando su cara dormida, como si esperara descubrir en ella algo no expresado que la ayudara a dejar de preocuparse y a sentirse más segura de que su vida sexual juntos lo satisfacía a él tanto como a ella. La cinta de vídeo X tenía fotografías explícitas en color de mujeres practicando el sexo oral a sus compañeros en la carátula. «Estocásticas» quería decir aleatorias, conjeturales o que contenían numerosas variables que tenían que ser controladas con atención; su marido decía a veces en broma que lo que realmente quería decir era que te pagaban para que te volvieras loco.
A veces ella carraspeaba de una forma especial que indicaba que tenía alguna cosa en mente, pero luego se le quedaba la mente en blanco. Si ella le planteara a su marido las dudas que tenía acerca de sí misma, el creería que lo estaba preguntando para que él la tranquilizara y de inmediato se pondría a tranquilizarla, lo conocía bien. Su especialidad profesional era el yen, pero otras divisas influían en el yen y debían analizarse continuamente. El dólar de Hong Kong también era distinto y también influía en el yen. A veces por las noches a ella le preocupaba la posibilidad de estar loca. Era consciente de que había estropeado una relación íntima previa con sus miedos y sentimientos irracionales. Casi a pesar de sí misma, regresó a la misma tienda de Mundo Adulto y compró una cinta de vídeo clasificada X, luego la guardó dentro de su caja en el mismo escondite que el consolador, decidida a estudiar y comparar las técnicas sexuales de las mujeres del vídeo. A veces, mientras él estaba dormido a su lado durante la noche, la joven esposa se levantaba y caminaba hasta el otro lado de la cama, luego se arrodillaba en el suelo y observaba al marido bajo la luz tenue de la lamparilla de noche, estudiando su cara dormida, como si esperara descubrir en ella algo no expresado que la ayudara a dejar de preocuparse y a sentirse más segura de que su vida sexual juntos lo satisfacía a él tanto como a ella. La cinta de vídeo X tenía fotografías explícitas en color de mujeres practicando el sexo oral a sus compañeros en la carátula. «Estocásticas» quería decir aleatorias, conjeturales o que contenían numerosas variables que tenían que ser controladas con atención; su marido decía a veces en broma que lo que realmente quería decir era que te pagaban para que te volvieras loco.
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