Leila Guerriero, y el
cuarto relato de la serie de relatos sobre las relaciones amorosas de una joven
y su profesor de fotografía en la que se muestran los sentimientos entre ambos
y sus relaciones amorosas. Aquí
os dejo el enlace al relato completo.
Tomás Ondarra |
(…) Lo que pasó fue algo que podría
parecer menor. Durante una cena con tres de sus clientes, Tomás mencionó un
premio que había recibido y, minutos después, él, con cualquier excusa, empezó
a mostrar las fotos de las últimas vacaciones que habían pasado juntos.
Tomás insinuó de manera elegante que no hacía falta (nunca hace falta que el cliente de una agencia de publicidad vea la foto del ejecutivo a cargo de su cuenta haciendo mohínes en traje de baño), pero él insistió y Tomás, en un gesto que tuvo su gracia, le quitó el teléfono y lo guardó en el bolsillo. Esa noche regresaron callados al departamento y, apenas abrir la puerta, Tomás dijo:
Tomás insinuó de manera elegante que no hacía falta (nunca hace falta que el cliente de una agencia de publicidad vea la foto del ejecutivo a cargo de su cuenta haciendo mohínes en traje de baño), pero él insistió y Tomás, en un gesto que tuvo su gracia, le quitó el teléfono y lo guardó en el bolsillo. Esa noche regresaron callados al departamento y, apenas abrir la puerta, Tomás dijo:
—Sos un hijo de puta. (…)
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