Emmanuel
Cooper, de la policía de Johannesburgo, decide viajar desde Ciudad del Cabo a
un pequeño pueblo en la frontera con Mozambique para investigar el asesinato de
Willem Pretorius, el comisario de la pequeña y concurrida localidad. Pretorius
era un afrikáner aparentemente respetado y querido por sus compatriotas y
conocido por su rectitud moral y sus hábitos diarios. Pero Cooper, un investigador
concienzudo y meticuloso, aunque un tanto despistado, en colaboración con el
policía zulú Shabalala, siempre cortes y amable, investigaran a fondo la oscura
trama que se oculta tras el cadáver del comisario.
En
Sudáfrica en el año 1950, con las nuevas leyes del apartheid recién entradas en
vigor, con la diferencias entre tribus y el color de piel, además de la
intromisión del Departamento de Seguridad en la investigación pondrán trabas en
el transcurso del caso. El policía encargado de investigar el asesinato se
encontrará con todo un panorama de corrupción, pornografía y un complejo
entramado de relaciones interraciales.
Malla
Nunn nos adentra en una oscura historia de una sociedad divida por el racismo,
que por el simple hecho de ser negro o blanco cambia la forma en la que te
tratan o te juzgan. A lo largo de la novela su autora nos narra las mentiras
que el ser humano esconde para aparentar inocencia pero que, tras la ardua
investigación del protagonista describirá una cruda realidad, aún más dura y
fría de la que lleva el nuevo comisario a sus espaldas. La escritora muestra en
esta novela los límites de la crueldad de las personas con poder y las
consecuencias que ocasionan en la sociedad de Sudáfrica las injustas y raciales
leyes del apartheid creadas por el Partido Nacionalista. Con un trasfondo
político la autora muestra las diferencias entre tribus de una forma directa,
brutal y, al mismo tiempo realista y emotiva.
Recomendado
para todos aquellos a los que les gusten el género negro, en esta novela se
encontrarán con una inquietante y agobiante visión difícil de olvidar. También
para aquellos que quieran descubrir la historia de Sudáfrica desde un punto de
vista original y al mismo tiempo, critico con la sociedad que cruzaba los
caminos desérticos en mitad del siglo XX. Y por último para aquellos que tengan
curiosidad por saber que fue y cuales fueron las consecuencias del apartheid.
Extractos:
La carpeta no estaba en la S ni en
ninguna otra letra. No es que «no hubiera» expediente, es que alguien lo había
cogido. Sarel no tenía ni idea de que la carpeta no estaba, pero, incluso si se
hubiera dado cuenta, lo habría dejado pasar: uno no cosechaba laureles buscando
un expediente relacionado con un problema que no afectaba a los blancos. Las
prácticas tradicionales se iban a recrudecer con las nuevas leyes. Los casos
que no concernían a los blancos ya eran los últimos del montón. Por eso el
Departamento de Seguridad estaba encantado de endilgarle a él el cao de los
abusos. Sólo los policías de baja categoría con mucho tiempo y poco cerebro se
ensuciaban las manos resolviendo exclusivamente casos que afectaban a la
población de color.
Emmanuel se apartó de la pared.
¿Por qué iba alguien a llevarse el expediente si no era porque contenía algo
que convenía ocultar?
Dejó a Uys con sus amargas
cavilaciones. Tenía que volver a inspeccionar el archivador; después pasaría al
agente Shabalala y vería qué retazos de información conseguía sacar al policía
negro.
Entró en el despacho de la entrada.
Encima de la mesa de Hansie había una carpeta de cartulina con la esquina
doblada. Era azul oscuro y distinta a las que había en el archivador de la
comisaría. Tampoco era como ninguna que hubiera visto en la policía judicial de
Marshal. Tenía una S de color amarillo pálido parecida a una serpiente dibujada
a mano en la cubierta: era un expediente del Departamento de Seguridad.
Emmanuel echó un vistazo a la entrada principal y a la puerta lateral que daba
a las celdas. No podía cerrar con llave ninguna de las dos sin llamar la
atención, así que actuó con rapidez.
Abrió el cierre de la carpeta.
Dentro había una pila de documentos mimeografiados con la advertencia
«Altamente confidencial» sellada en la parte superior con letras de color rojo
fuerte. La palabra «comunistas» aparecía
repetida en todas las hojas, encima de listas de nombres escritos
cuidadosamente en dos columnas.
Había un panfleto con el optimista
titulo «Un nuevo amanecer para Sudáfrica», sujeto con un clip a una desdibujada
fotogría de graduación en blanco y negro. La cara de un joven negro con gafas
de montura gruesa estaba rodeada con un círculo rojo. En la parte inferior de
la foto aparecía el nombre de la universidad, Fort Bennington College.
—¿Cooper?
Cunado contestó, al segundo tono,
el inspector estaba sin aliento y de mal humor.
—Soy yo. ¿Y ese cambio de teléfono?
—Los del Departamento de Seguridad
tienen las orejas muy grandes y no pienso darles información a cambio de nada —respondió
Van Niekerk—. ¿Llamas desde la comisaría?
—Llamo desde un teléfono
particular.
—Bien. ¿Qué noticias tienes?
—El Departamento de Seguridad va
directo a por la conexión comunista. Tienen un expediente confidencial con
listas de miembros del partido y sus colaboradores. Parece que el asesinato del
comisario Pretorius encaja en una investigación previa.
—La Operación Punta de Lanza —dijo
Van Niekerk con ese tono despreocupado de superioridad con el que se había puesto en contra a la mitad de los
policías que trabajaban en homicidios o robos—. El Partido Nacional pretende
aplastar el movimiento comunista deteniendo a espías que entren en Sudáfrica
con panfletos y textos prohibidos. Hacen redadas en los pasos fronterizos
ilegales con la esperanza de pescar un pez rojo al que poder freír por
traición.
—Al comisario Pretorius le
dispararon en un tramo del río que utilizaban los contrabandistas —dijo
Emmanuel—. A lo mejor el Departamento de Seguridad estaba mirando.
—Les habían dado un soplo y este
jueves iban a hacer una redada en el paso de Watchman’s Ford, donde encontraron
al comisario Pretorius. El Departamento de Seguridad quiere salvar esta
operación encontrando una conexión entre el asesinato y un espía comunista en
concreto al que han estado vigilando.
Editorial: Siruela
Autor: Malla Nunn
Páginas: 416
Precio: 21,95 euros
No hay comentarios:
Publicar un comentario