Han
robado un Picasso, un Monet y un Matisse. El primero se hace llamar Cabeza de
arlequín, y en el aparece un rostro contraído hacia el centro del cuadro, su
nariz. El cuadro esta cargado de líneas gruesas y negras y de colores vivos con
un sombrero que casi parece una piedra plana de color verde.
El
segundo, se llama Puente de Waterloo y en él se vislumbra con unas líneas
azules oscuras que remarcan los arcos del puente, pero lo que más llama la
atención son la tonalidad general de cuadro, de un claro azul como el hielo,
por el puente se ven pasar líneas rojas y azules que parecen marcar a personas
pasar pero que son simples líneas cruzando sobre una fantasmagórica plataforma
como de niebla blanquecina y sinuosa.
Y
el último, se llama La cubierta en blanco y amarillo, en ella aparece una mujer
apoyando el brazo sobre una mesa con un mantel blanco, un jarro repleto de
flores de colores y un fondo rojo sanguíneo que parece la caída de una cortina.
Bajo ella una alfombra de colores oscuros, de formas redondeadas, ella lleva un
vestido de un azul muy oscuro y con su parte superior amarilla.
Además de otros tantos cuadros.
En su lugar han dejado un espacio de pintura más claro que su alrededor, como si fueran los fantasmas de las victimas que han dejado atrás. Todavía me pregunto como es posible que en nuestra actualidad se dejen de proteger obras de arte en museos que parecen ser seguros en cada una de sus esquinas. En este caso ha sido el museo Kunsthal de Rotterdam (Holanda), que suma ya su decimo cuarta vez, pero lo más extraño de ello, son las pocas pistas con las que cuentan los policías para seguir las pistas a los ladrones. Un experto en seguridad no comprende que los cuadros se exhibieran cerca de las ventanas, además de ello, los encargados de seguridad en el museo, no confirman si había vigilantes las veinticuatro horas.
Además de otros tantos cuadros.
En su lugar han dejado un espacio de pintura más claro que su alrededor, como si fueran los fantasmas de las victimas que han dejado atrás. Todavía me pregunto como es posible que en nuestra actualidad se dejen de proteger obras de arte en museos que parecen ser seguros en cada una de sus esquinas. En este caso ha sido el museo Kunsthal de Rotterdam (Holanda), que suma ya su decimo cuarta vez, pero lo más extraño de ello, son las pocas pistas con las que cuentan los policías para seguir las pistas a los ladrones. Un experto en seguridad no comprende que los cuadros se exhibieran cerca de las ventanas, además de ello, los encargados de seguridad en el museo, no confirman si había vigilantes las veinticuatro horas.
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