Suicidio perfecto de Petros Márkaris
POLICIACOS
(F). Otros
Junio 2012
Andanzas CA - 650/3
ISBN: 978-84-8383-418-3
País edición: España
408 pág.
19,23 € (IVA no incluido)
Junio 2012
Andanzas CA - 650/3
ISBN: 978-84-8383-418-3
País edición: España
408 pág.
19,23 € (IVA no incluido)
El comisario Kostas
Jaritos se aburre. Está de baja, recuperándose de una delicada operación
después de que, durante la investigación de un caso, le dispararan en el pecho.
Por toda distracción, recibe algunas visitas, lee los periódicos y mira la
televisión. Precisamente, una noche ve cómo, en un programa de entrevistas, el
constructor Iásonas Favieros, que ha amasado una fortuna en los últimos veinte
años y ahora está enriqueciéndose como nunca con las obras de los Juegos
Olímpicos de Atenas 2004, se suicida ante las cámaras y conmociona a todo el
país. Se desata un alud de noticias, hipótesis e incluso de comunicados de
extrañas organizaciones, y Kostas, convertido en un ciudadano más, primero
reflexiona y luego, todavía convaleciente, decide investigar. En esa Grecia
preolímpica que se debate entre un pasado difícil de olvidar y la arrolladora
modernidad, origen de muchos de sus futuros problemas, arranca este nuevo caso
del comisario Jaritos.
No es que me urja que me reconozca
un médico; sencillamente, me lo paso bien con el novio de mi hija, Fanis
Uzunidis. Mi amistad con Fanis ha seguido un proceso inverso al de la Bolsa de
Atenas. Mientras los valores tocaban techo y empezaban a bajar, nuestra
relación llegó a su punto más bajo, para después comenzar a mejorar. Lo conocí
como cardiólogo de guardia una noche en que me ingresaron en el Hospital
General Estatal con un amago de infarto. Me cayó bien, por que siempre sonreía
y bromeaba conmigo. Luego supe que se había liado con mi hija y me enfadé. Al
final, por deferencia hacia Katerina, acabé aceptando la idea de su relación,
aunque él seguía inspirándome recelo. No lograba ahuyentar la sensación de que
había traicionado mi confianza, y todo aquel que ha pasado por las escuelas de
la policía está obsesionado con la traición. En cuidados intensivos lo noté más
cercano a mí, y no precisamente por razones médicas. Siempre aparecía a eso de
las doce del mediodía, poco antes de la comida, con una sonrisa en los labios. Y
cada vez me llamaba algo distinto, desde el «¿Cómo estamos, señor comisario?» y
el «¿Cómo va mi futuro suegro?», hasta el irónicamente enfático «¡Papá!». Esto
ocurría tres o cuatro veces al día y también por la noche, cuando es taba de
guardia; intentaba indagar con disimulo cómo me sentía y si necesitaba algo. Me
enteré de eso por boca de las enfermeras, que, de vez en cuando, me confiaban:
«Tenemos que cuidar bien de us ted, si no, el doctor Uzunidis nos reñirá».
Visado para Shangai de Qiu Xiaolong
POLICIACOS
(F). Otros
Junio 2012
Andanzas CA - 785
ISBN: 978-84-8383-419-0
País edición: España
384 pág.
18,27 € (IVA no incluido)
Junio 2012
Andanzas CA - 785
ISBN: 978-84-8383-419-0
País edición: España
384 pág.
18,27 € (IVA no incluido)
Poco después del
descubrimiento de un cadáver horriblemente desfigurado en el apacible parque
Bund, uno de los enclaves más populares de Shanghai, al inspector jefe Chen Cao
le encargan una delicada misión: debe colaborar con una agente de policía
estadounidense que está a punto de llegar a la ciudad. La inspectora Catherine
Rohn, que trabaja para el Departamento de Justicia de Estados Unidos, ha venido
a buscar y custodiar a una joven, llamada Wen Liping, cuyo marido es un
importante testigo en un juicio contra el jefe de una de las temibles tríadas.
Las cosas empiezan a torcerse cuando la joven Wen desaparece sin dejar el menor
rastro. Y mientras atiende a la guapa inspectora, intentando que se lleve del
país y de la policía china la mejor impresión posible, Chen tiene que
embarcarse en la búsqueda de Wen.
Mientras Zhang se alejaba
apresuradamente, Chen se detuvo a examinar el cuerpo. Era un varón de cuarenta
y pocos años, de altura y complexión medianas, vestido con pijama de seda de
aspecto caro. Tenía el rostro manchado de sangre y con cortes profundos, y el
lado izquierdo del cráneo se veía aplastado debido a un fuerte impacto.
Resultaba difícil imaginar cuál podía haber sido su aspecto cuando estaba vivo,
pero no se requería ser médico forense para ver que le habían asestado más de
una docena de golpes con un arma afilada y pesada, más pesada que un cuchillo.
Los cortes en los hombros eran tan profundos que dejaban el hueso a la vista.
Teniendo en cuenta las múltiples heridas, la cantidad de sangre que había en el
suelo era sorprendentemente escasa.
La chaqueta del pijama sólo tenía
un bolsillo. Chen metió la mano. No había nada. Tampoco vio ninguna etiqueta en
la ropa. Tocó con cuidado la mandíbula inferior y el cuello del cadáver, que no
estaban ensangrentados. La rigidez era perceptible, pero el resto del cuerpo
aún estaba bastante blando. Había cierta lividez en las piernas. Al presionar
con el dedo, las manchas purpúreas emblanquecieron, de manera que era probable
que la muerte se hubiera producido cuatro o cinco horas antes.
Levantó un párpado del muerto: un
ojo inyectado en sangre miró fijamente el firmamento, moteado de nubes. Las
córneas no se habían vuelto opacas todavía, lo que confirmaba que la muerte
había sido reciente.
Pérdida de Gudbergur Bergsson
NARRATIVA (F). Novela
Junio 2012
Andanzas CA - 784
ISBN: 978-84-8383-417-6
País edición: España
152 pág.
13,46 € (IVA no incluido)
Junio 2012
Andanzas CA - 784
ISBN: 978-84-8383-417-6
País edición: España
152 pág.
13,46 € (IVA no incluido)
Cuando se ha llegado al
final del camino y por delante apenas se vislumbra nada más que la desaparición
o la eternidad, ¿hacia dónde vuelve uno la mirada? Casi indefectiblemente,
hacia el pasado. En la soledad de su casa, un escenario que ha sido testigo de
tantos instantes únicos, el protagonista recuerda lo que ha sido su vida, su
temprana viudez, su peculiar relación con las mujeres, con los hijos, los
amigos, los vecinos y el trabajo. Nada rompe el silencio de las estancias,
excepto el zumbido del hervidor de agua, un fondo musical cotidiano para la
despedida de un anciano ahora solitario y su existencia, un hombre abocado a un
destino inevitable y que ha visto que sólo el amor (y el desamor) es capaz de
traspasar la frontera que separa la vida y la muerte.
Parece que ahora ya sabe dónde
está: en un sitio habitual del dormitorio de su casa, aunque no recuerda
cuántos años lleva viviendo allí. Fija los ojos en las paredes pero ha perdido
todo interés por ellas. Igual que por el mundo. Aunque no desee morir, muchas
veces le viene un ansia de estar muerto o de llevar muerto mucho tiempo.
Debería haber desaparecido ya. Eso habría sido lo más natural.
Comprende una cosa más: cuanto más
envejece, con tanta más fuerza se aferra a la vida, aunque no hace nada por
alargarla.
Después de un instante se da la
vuelta, se echa de nuevo sobre el costado derecho, estira la mano hacia la
mesilla, busca el despertador y mira las manecillas. No necesitaría hacerlo,
sabe que siempre se despierta a la misma hora, cuando para las personas normales
ha pasado ya el mediodía. Antes, no se despertaba nunca para ir a trabajar
hasta que sonaba el despertador. En esos años se metía en la cama cansado.
Ahora ya no suena, él se despierta, vuelve a dormirse y se olvida de sí mismo
durmiendo, aunque no lo hace para olvidar obligación alguna.
Todo está tranquilo. No oye ni un
ruido. Es verano, la luz inunda la habitación.
Últimas noticias de la prehistoria de Yves Coppens
CIENCIAS
SOCIALES (NF).
Antropología
Junio 2012
Metatemas MT - 122
ISBN: 978-84-8383-420-6
País edición: España
184 pág.
15,38 € (IVA no incluido)
Junio 2012
Metatemas MT - 122
ISBN: 978-84-8383-420-6
País edición: España
184 pág.
15,38 € (IVA no incluido)
Codescubridor en 1974
del célebre australopiteco Lucy, Yves Coppens lleva años investigando sobre el
terreno (tanto en el valle del Rift africano como en yacimientos de Siberia,
Mongolia o Indonesia) los orígenes del homo sapiens y explicando con sabiduría
y amenidad cuestiones relativas a la genética comparada de humanos y
chimpancés, la aparición del bipedismo, la alimentación de los ancestros
humanos, los inicios del arte rupestre, el uso de herramientas y el surgimiento
de la cultura o la aventura de la expansión humana en nuestro planeta.
Este libro surge a
partir de las populares y exitosas intervenciones radiofónicas del autor en la
emisora francesa France Info entre 2005 y 2007, en las que aclara y comenta de
forma magistral la siempre apasionante actualidad del pasado humano, desde los
descubrimientos de fósiles (algunos tan trascendentales como los del Homo
Antecesor en Atapuerca o el Hombre de la isla de Flores) hasta los avances
revolucionarios en el campo de la genética (que ya nos permiten soñar con la
reconstrucción del adn del Hombre de Neandertal). El autor también comenta
exposiciones o novedades literarias y científicas que iluminan aspectos clave
de la prehistoria humana, o coloquios donde se polemiza en torno a la aparición
de los primeros homínidos y sobre los rasgos que nos hacen humanos.
Los primeros prehumanos, cuya
existencia se sitúa varios millones de años antes que Lucy, mi querido
australopiteco, son el centro de dos obras de referencia. Primero está el libro
de Michel Brunet, D’Abel à Toumaï, que habla de los descubrimientos de este
paleontólogo realizados en Chad, pues Abel y Tumai fueron precisamente dos
prehumanos de 3,5 y 7 millones de años de antigüedad respectivamente. El otro
libro, The First Human [El primer humano], se lo debemos a Ann Gibbons, periodista
científica americana muy ducha en historia de la paleoantropología. Estas dos
obras tratan a la vez de nuestra disciplina, la historia del hombre, pero
también de la historia de las ciencias del hombre, de la manera en que la
comunidad científica, desde hace ochenta años, se interesa por los fósiles que
preceden al género Homo y, por ello, ha realizado excavaciones y prospecciones,
primero en África del Sur, después en África del Este y finalmente en África
Central. Desde hace ochenta años, he dicho... En efecto, hete aquí que el
primer descubrimiento del primer prehumano, un cráneo pequeño, lo rea lizó en
1924 en Taung, Bechuanaland, un cantero, y lo recogió un geólogo, que lo confió
a un anatomista de su universidad, en Johannesburgo; este anatomista, Raymond Dart,
fue el primero que consideró que debía de tratarse de un antepasado de nuestra
familia, una especie de prehumano... Éste es el punto de partida de todas las
investigaciones sobre esta prehumanidad realizadas después con el éxito que
conocemos. Por otra parte, es la razón por la cual el libro de Ann Gibbons
tiene como subtítulo The Race to Discover our Earliest Ancestors: «la carrera por
el descubrimiento de nuestros ancestros más antiguos». Así se comporta, en
efecto, nuestra comunidad científica, compitiendo, a veces duramente, pero
también con colaboraciones y resultados de muy buena calidad.
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