viernes, 15 de junio de 2012

La guarida de Norman Manea


Agustin Gora es un profesor exiliado en Estados Unidos desde hace mucho tiempo que, de forma inesperada, su vida cambia y todo por la llegada de su ex mujer Lu a su encuentro. Además llega a acompañada de un hijo de supervivientes del Holocausto llamado Peter.


Peter Gaspar que, junto con Gora, reanudara viejas conversaciones sobre la situación del Nuevo Mundo en el que viven y el que dejaron atrás a través de llamadas telefónicas, de visitas. Pero la vida de Peter empieza a complicarse cuando recibe una carta con una amenaza de muerte tras la escritura de una reseña en una revista poco leída. Los dos se encuentran refugiándose de sus miedos y paranoias en sus viviendas con poco o ningún contacto con el exterior excepto por las personas que creen oportuno. De su propia guarida, sólo una situación extrema les hará salir y se les acerca poco a poco.

Manea nos hace entrar en un Nueva York oscuro, a veces surrealista y siempre amenazador con unos personajes que viven el día a día lo mejor que pueden frente a los problemas que trajeron de sus país, y que pese a ello, se acrecentaran a su alrededor, una ciudad que Norman describe desde las calles a las personas que la cruzan día y noche, desde sus sucias calles hasta su gran estación de trenes, pasando por los burdeles a las universidades. Una novela llena de largos diálogos pero de gran calidad, que hablan de la opinión de los personajes sobre la situación del pasado que dejaron y el oscuro presente que se cierne sobre ellos. Todo ello detrás de unos misteriosos crímenes cometidos a personas relacionadas de alguna forma con los nacionalistas y también con el comunismo. A lo largo de la novela descubriremos, además de la historia de los personajes, la historia de Nueva York, contada de una forma precisa y cuando llega a los atentados del 11 de septiembre del 2001, con escalofríos y tristeza por lo que sucedió en el fatídico día. En definitiva una trepidante, a veces misteriosa y siempre analítica novela que tiene todo tipo de situaciones descritas con precisión, cargadas de descripciones y con diálogos frescos y originales además de comprometidos por las opiniones que expresan sus personajes de la sociedad que dejaron y de la actual además de hablar de la vida, la muerte y el amor de una forma diferente.

Recomendado para aquellos a los que les guste el thriller y los policiacos, en esta novela hay de ambos en pequeñas dosis además de reflexiones inolvidables, también para aquellos a los que les guste la historia en pequeñas y diversas dosis, este libro tiene todo tipo de ellas. Y por último para los que les gusten aquellos libros en los que es analizada la sociedad contemporánea en todas sus perspectivas y visiones del mundo actual.

Extractos:

Abre los ojos, descubre los guantes blancos, encima de la mesa. «Las manos más hermosas del mundo», oye al profesor Gora. El índice, el dedo corazón, el anular con la alianza de oro, el meñique y el pulgar, el dedo grueso que no era grueso, sino sólo tímido y adormecido. Las uñas con visera rosa y borda blanco. Cinco criaturas tubulares, la magia de lo táctil. El profesor no creía más que en los libros, por lo libros se había enterado de que las terminaciones de los dedos disponen de la zona más densa de nervios del cuerpo, la denominación latina manus-manus une, en el latín corrupto de su país, la mano al guante. Hubiera deseado un poema sobre las manos, pero no era poeta.
Durante un caluroso verano había entrado, en Londres, en la exposición «Las manos». Había recorrido, adelante y atrás, la sala durante varias horas, pasmado delante de las imágenes y regresando, una y otra vez, a las callosas manos del indio, a los dedos infantiles del payaso enano, a las articulaciones de marfil de la geisha y, de nuevo, delante del puño del boxeador y de los pálidos dedos del pianista mimando las teclas, otra vez la cortesana larga y blanca acariciándose transfigurada el sexo, el soldado con el dedo en el gatillo, los jugadores de cartas manipulando la suerte, el cocinero apretando, feliz, contra su pecho, una inmensa col de color ceniza, como el cerebro de Neanderthal, el guante perforado del ciclista, el translúcido del cirujano y los guantes de seda de la actriz que domina la memoria del siglo.

De inmigrante social y encantador, en el confuso periodo de los primeros intentos de adaptación a un lugar y a un tiempo nuevos, Gora se había convertido en un solitario apesadumbrado y extraño. Precisamente tras superar las dificultades de los inicios y reconquistar el estatus social que, en justicia, le correspondia.
Al principio todo había sido de su agrado. Las inhibiciones largamente practicadas en el socialismo bizantino se diluían como por arte de magia y sin un ápice de esfuerzo. Se libraba rápidamente de aquel yo que lo había sustituido en la cerrada y pervertida sociedad de la felicidad obligatoria. Le fascinaban los contrastes y las grandes extensiones de Estados Unidos, la jovialidad y la inocencia, la sencillez y la cordialidad que a nada obliga. Esperaba, confiado, la noticia de que su esposa se había decidido por fin a seguir sus pasos.
Al concluir la beca Fulbright solicitó, rápidamente, asilo político. Lo contrataron en La voz de América. El prestigio intelectual lo privilegiaba en comparación con el resto de colaboradores y, de la noche a la mañana, lo nombraron jefe del departamento que se encargaba de su lejana Patria. Los que en aquella época trabajaron con él recuerdan su cortesía y competencia. La ausencia de cualquier mohín de jefe, su luminosa camaradería. La armonía colectiva se disipó en cuanto hizo su aparición un disidente altivo e intrigante. 

Editorial: Tusquets
Autor: Norman Manea
Páginas:  344
Precio: 20 euros

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