domingo, 8 de diciembre de 2013

Fragmentos Nº155: Fulminado por un rayo



Chris Colfer
Fulminado por un rayo

Hay momentos en la vida en los que piensas: «Oh, Dios mío, ¿esto está sucediendo de verdad? ¿Realmente estoy haciendo esto? ¿Es así como me van a recordar el resto de mi vida?». Ese fue uno de esos momentos, y por desgracia para mí, era muy real, lo estaba haciendo de verdad y probablemente será así como me recuerden el resto de mi vida.

Imaginadme a mí disfrazado como un puto lápiz, tirando de la carroza del Club de Escritura personalmente a través del campo de fútbol. Imaginaos a Malerie, disfrazada de cuaderno, manejando el cuaderno gigante que había en lo alto de la carroza y saludando con la mano a la multitud. Visualizad a la multitud rugiendo de manera incontrolada al paso de las animadoras y quedándose completamente en silencio al ver la nuestra.
El silencio era tal que lo único que se oía eran mis gruñidos y las barbaridades que iba soltando mientras tiraba de la carroza.
—¡Sí! ¡El Club de Escritura! ¡Uuu, uuuh! —gritaba con entusiasmo Malerie sin dejar de saludar con la mano.
Empezaron a oírse risitas, que fueron creciendo hasta convertirse en sonoras risotadas, que terminaron con una explosión de carcajadas. Todo el mundo —los padres, los alumnos, los profesores— me señalaban y se descojonaban de risa.
—¡QUE OS DEN! —les gritaba yo, y terminé de arrastrar la carroza fuera del campo de fútbol. Estaba sudando a chorros, tenía la cara tan roja que parecía Marte, me sangraban las manos de tirar de la cuerda y tenía el cuerpo tan rígido que apenas podía caminar.
Rasgué mi disfraz de lápiz, me subí al coche y salí escopeteado del aparcamiento de estudiantes. Ni siquiera puse el intermitente.
 

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