Como rezaba la inscripción de la vieja cueva: “no es lo mismo dos medias verdades que una verdad completa”. Carlos vivía en un pueblo que se llamaba Piadoso. Decían que era porque el alcalde, pero no el actual si no el de hace muchos años, era un mentiroso pero que todas las mentiras que dejaba tras de sí eran piadosas, pero un día su hija se perdió, él lo negaba, pero todo el lugar lo sabía. Hasta que una tarde apareció muerta en la plaza con un papel que decía: “Era todo mentira, alcalde, todo mentira. Aquí tienes el resultado de tus traiciones continuas”. El pueblo empezó a rumorear a partir de esa jornada. Al mes siguiente fue peor. El alcalde no soportaba ya la presión, por ello, se subió a la torre más alta del castillo, situado a las afueras, y se precipito al vacio. Dejo una nota en la que con muchas palabras daba a entender que lo sentía y que sabía que no recibiría otra oportunidad.
Se adentro en la cueva y al poco tiempo se perdió.
Dicen que el fantasma del alcalde habitaba en la cueva y como Carlos era progenitor de la familia que sospechaban, había matado a la niña, se llevó al chico como venganza así, sin dejar rastro, no se supo nada ni se encontró ninguna evidencia, y no se supo más de ellos que esta leyenda que os cuento.
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