Sam
Jackson reside en Carnival Falls en una casa de acogida junto con otros
huérfanos, todos ellos a cargo de Amanda, la cual se encarga de su cuidado y
educación. En el pueblo conoce a Billy, un chico peculiar e inteligente del
cual es amigo desde hace mucho tiempo, también conoce a Miranda, una chica que
se muda al pueblo con sus padres cargados de secretos.
Su
protagonista sueña por las noches con un accidente que tuvo cuando tan solo era
un bebe, ese suceso cambio su vida, pues su madre desapareció llevadas en unos
brazos misteriosos según sus sueños, pero la versión oficial es que salió
despedida y calló al río Chamberlain, nunca encontraron el cadáver. Además de
misteriosas desapariciones continuadas año tras año, un asesinato del pasado y
viajes a través del bosque hacía el pantano de las mariposas.
Federico
Axat nos adentra en una historia de crecimiento, de aquellos veranos en los que
se mezclaba la madurez con la diversión acompañado de amistades inolvidables,
también de superar nuestros mayores temores y a no temer a la verdad. En la
novela su protagonista nos da a conocer una difícil vida, junto con las de sus
quince compañeros o «hermanos» como
les gusta llamarles. A lo largo del libro descubriremos piezas de una gran
historia cargada de misterio con toques fantásticos, otras veces de momentos de
horror cuando se cruza el antagonista, de aventuras que podrán a prueba a los
personajes y sus habilidades. La novela se lee con rapidez, además, se vuelve
adictiva según van pasando los hechos que esconden a lo largo de la historia
que van del pasado al presente (de los años 1974, 1985 y 2010) ello hace que el
suspense vaya creciendo. Su conclusión, a pesar de ser escueto, es totalmente
inesperado, desconcertante pero apropiado para dar por finalizada una novela
donde los giros inesperados se suceden uno tras otro.
Recomendado
para aquellos que quieran descubrir una historia cargada de emoción, nostalgia,
emoción y misterio todo ello encajado en una trama de gran calidad y
originalidad, también para aquellos que les guste las historias que narran el
paso del tiempo y la mezcla de géneros o como descubrimos y llevamos los
cambios, y por último, para aquellos que quieran adentrarse en una adictiva
historia de amistad y valentía.
Extractos:
Banks exhibió una serie de
diapositivas de antiguas representaciones en piedra, diversos objetos mayas y
antiquísimos papiros chinos donde nuestros antepasados supuestamente dejaron
plasmados sus contactos extraterrestres. «Las referencias están allí, para el
que quiere verlas», decía Banks mientras señalaba con su puntero una serie de
estrellas dibujadas en un tratado babilónico, entre las cuales aparecía una
elipse perfectamente distinguible. No se detuvo demasiado en otros antecedentes
y se centró en los datos recopilados durante los últimos años, cuando, a su
modo de ver, los Gobiernos comenzaron a estudiar el tema seriamente debido a
las tremendas implicaciones que podría tener en la humanidad un contacto con
una civilización más inteligente que la nuestra. Una diapositiva con el mapa
del país mostraba las zonas donde se habían producido la mayor cantidad de
avistamientos de ovnis, así como desapariciones misteriosas y abducciones. Se
veía claramente que ciertas regiones marcadas en rojo presentaban más casos que
otras.
—No sabemos por qué las tareas de
reconocimiento de las naves se concentran en determinadas zonas, pero es un
fenómeno que se repite en todo el mundo. O bien los extraterrestres poseen
bases aquí en la Tierra, en cuyo caso les es conveniente no alejarse de ellas,
cosa que personalmente considero poco razonable; o estas localizaciones se
condicen con puntos singulares del espacio: puertas en el universo que hacen
posible viajar por nuestra galaxia de un modo que aún no entendemos.
Banks se acercó al atril y bebió un
poco de agua.
—No hemos podido establecer con
certeza cuál es el aspecto físico de nuestros visitantes. No existen documentos
fotográficos ni filmográficos de estos seres; por lo menos no uno del que yo me
fíe rotundamente. La mejor aproximación proviene de numerosos testimonios,
cientos de ellos, y aun así no todos son enteramente coincidentes. Sabemos que
es probable que un buen número de esto testimonios discordantes sea producto de
engaños o alteraciones en la perfección, pero aun los más creíbles, o aquellos
corroborados por varios testigos, no son coincidentes entre sí al ciento por
ciento. Hay razones para ello. La principal es que hay al menos tres tipos de
extraterrestres bien diferenciados que nos han estado visitando. Podrían ser
seres con un mismo origen, un mismo planeta, o no. Lo que sí parece poco
probable es que no se conozcan entre sí. De esas tres razas hay una que ha sido
vista con mayor frecuencia, y es de la que quiero hablaros en este momento…
Era imposible saber con certeza el
tamaño de los platillos volantes, y en consecuencia a qué distancia se
encontraban, pero no era descabellado suponer que el coche rojo que habíamos
visto hacía un rato estuviera muy cerca de ellos.
Tras casi dos minutos de piruetas
aéreas por parte de las tres luces, la cinta llegó a su fin.
El rectángulo blanco nos cegó.
—Tenemos que verla de nuevo —sentenció
Billy—. La parte final, cuando aparecen las luces.
No esperó nuestra respuesta. Rebobinó
la cinta y proyectó de nuevo los últimos minutos de la película. Otra vez,
apareció el coche rojo y después las luces danzantes.
El recuerdo que guardo de ese
momento fue el de una sensación abrumadora, como si mis pensamientos se
hubieran enredado en una madeja imposible de desenredar. Me sentía con la mente
en blanco, incapaz de procesar una sola idea coherente. ¿Se trataba de un
fraude? Todo cuanto se refería a los ovnis caía bajo sospecha desde el episodio
del platillo volante en Roswell; ¡hasta el hombre de la luna era para muchos un
montaje televisivo! En Carnival Falls teníamos nuestro propio fenómeno local,
también tildado de excéntrico delirante, un hombre que en la incapacidad de
aceptar la muerte de su esposa se aferraba a la posibilidad de las abducciones
y las visitas extraterrestres. Toda mi vida había creído que las historias de
hombrecitos verdes eran patrañas. Y no es que la película de French me hubiera
convencido de lo contrario. Roswell y el hombre en la luna podían ser embustes,
quizá sí, quizá no. ¿Pero significaba eso que todo era un engaño?
Cuando terminamos de ver la
película por segunda vez, Billy no desarrolló una de sus teorías instantáneas
de las cosas, lo que lejos de tranquilizarme me alarmó. Anunció que necesitaba
pensar y se puso a caminar de un lado a otro, primero hasta el extremo del
ático, luego entre los muebles.
Editorial: Destino
Autor: Federico Axat Páginas: 496
Precio: 19 euros
Book trailer:
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