lunes, 24 de septiembre de 2012

Yo confieso de Jaume Cabré


Adriá es un niño criado con una familia burguesa en la Barcelona franquista y dictatorial. Su padre es estricto y su madre sigue sus órdenes tanto como su hijo. Posen una tienda de compraventa de antigüedades de todo tipo entre ellos pergaminos, libros incunables e instrumentos musicales. El violín, a pesar de su protagonista, pasará a formar parte de su vida, tanto que su autor nos lleva a través del tiempo para descubrir su historia, desde su creación hasta las manos por las que ha pasado a lo largo del tiempo, sabremos porque le arañaron, le ensangrentaron e incluso mataron por el instrumento. Junto con su amigo el cual sueña con publicar y ser un gran escritor, recorrerán Barcelona y el mundo aportándoles situaciones a veces difíciles y otras sencillas que ponen a prueba su amistad en cada momento de sus vidas.


Sara es la mujer a la que dedica el libro y se confesa, Tecla en cambio es la su amigo pero ambos comprobaran lo difícil que es querer a alguien como ellas con el ritmo de vida que llevan. Ambas comprobaran como el paso del tiempo descubre secretos desgarradores e inhumanos que, de alguna forma, se cruzaran en sus vidas una y otra vez hasta llegar a consolidar sus relaciones.

Cabré ha logrado una narración original en la que, de forma inesperada se encuentra en el presente y el futuro en un mismo tiempo. También a lo largo de la novela descubrimos la pasión de su protagonista por las lenguas las cuales aprende de forma natural, es por ello por lo que de manera insospechada algunas frases de la narración se escriben en otro idioma aportando un toque diferente a la lectura. Jaume llega hasta nuestro interior mostrándonos desde bellas descripciones en paisajes solitarios y fríos hasta pensamientos y meditaciones precisas de una vida de un niño que siente y un adulto que nada empático con las personas de su alrededor mientras la vida pasa rápidamente frente a él. En definitiva, una dura novela que hará que pensemos en nuestra historia y reflexionemos sobre si es mejor hacer las cosas o dejar que pasen, también sobre la crueldad del ser humano frente al tiempo. Descubriremos todo tipo de historias escondidas en la principal de su protagonista que se desvelan cuando deben y de forma continua, incluso en el mismo párrafo para completar una enorme historia a través del tiempo que hacen que la novela sea cíclica.

Recomendado para aquellos a los que les gusten los grandes libros, esta supera las mil páginas. También para aquellas personas que les gusten los textos que te paran y te hacen pensar si hacemos bien o mal en una situación difíciles porque Yo confieso es un libro de situaciones difíciles. Y por último para aquellos que quieran introducirse en una lectura compleja pero apasionante escrita en un presenta que siempre mira hacia el pasado.

Extractos:

El desconocido levantó la cabeza y vi que tenía los ojos anegados en lágrimas verdaderas, no de alergias y etcéteras. Pero no hizo nada para limpiarse las lágrimas de dolor, sino que miró hacia delante fijamente y repitió imagínese que está comiendo en casa, con su mujer, su suegra, acatarrada, y sus tres hijitas, con el mantel nuevo de cuadritos azules y blancos en la mesa, porque la pequeña Amelietje, que es la mayor, cumple años, y de repente descerrajan la puerta de la calle sin llamar antes siquiera y entra un hombre armado hasta los dientes, seguido por cinco soldados más, pisando fuerte, sin parar de gritar todos a la vez schnell, schnell, y raus, raus, y te sacan de casa para siempre a media comida, para toda la vida, sin dejarte siquiera mirar atrás, el mantel de fiesta, el nuevo, el que había comprado mi Berta hacía dos años, sin poder coger nada, sólo con lo puesto. Qué significa raus, padre, dice Amelietje, y no pude evitar el culatazo que le soltó un fusil impaciente que insistía raus, raus, porque el alemán se entiende solo, porque es la lengua y el que diga que no lo entiende es que tiene mala fe y lo pagará. Raus!
A los dos minutos íbamos por la calle, mi suegra tosiendo, con un estuche de violín en brazos porque su hija, al volver del ensayo, lo había dejado en la entrada; las niñas con los ojos abiertos de par en par, mi Berta, pálida, estrechando en los brazos a la pequeña Juliet. Por la calle, casi corriendo porque al parecer los soldados tenían mucha prisa, y las miradas mudas de los vecinos tras las ventanas, y cogí la manita a Amelia, que cumplía siete años y lloraba porque le dolía el culatazo de la nuca y porque los soldados alemanes daban miedo, y la pobre Trude, con cinco añitos, me suplicó que la aupara y la aupé, y Amelia tenía que correr para no perder el paso y, hasta que llegamos a la plaza del Vidrio, donde estaba el camión, no me di cuenta de que todavía apretaba en la mano la servilleta de cuadritos azules y blancos.

—¿También tocas el violín?
En el pasillo de musicología, cuatro estudiantes se detuvieron a escuchar la música enigmática y dulce que se oía en uno de los despachos. Hasta que el doctor Casals dejó el violín en su estuche y dijo es extraordinario; como un gesú, de verdad.
En su despacho, Adrià dejó el violín en un rincón y recibió a dos alumnos que querían subir nota. Y a otra alumna que quería saber por qué me ha puesto un aprobado pelado si he venido a todas las clases. ¿Usted? Bueno, a muchas clases. ¿Ah, sí? A algunas, sí. Cuando la chica se fue, entró Laura y se sentó en la mesa de enfrente de él. Estaba guapa de verdad y él le dijo hola, sin mirarla a los ojos. Ella saludó distraídamente con un gesto y abrió una carpeta repleta de apuntes o de exámenes por corregir o de cualquier otra cosa que le provocó un resoplido de pereza. Estuvieron solos un buen rato, cada uno a sus cosas. Dos veces, no, tres, levantaron la vista al mismo tiempo y sus miradas jugaron, tímidas, unos instantes. Hasta que a la cuarta, ella dijo qué tal estás. ¿Era la primera vez que tomaba la iniciativa? No me acuerdo. Pero sé que acompañó la pregunta con una leve sonrisa. Eso era una clarísima declaración de armisticio.
—Pse. Voy tirando.
—¿Sólo?
—Sólo.
—Pero si eres una celebridad.

Editorial: Destino
Autor: Jaume Cabré
Páginas:  1000
Precio: 26,90 euros

Book trailer: 

 

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