Howard
Fast
Sylvia
—¿Qué
es poesía? —dijo Mullen, no preguntándomelo a mí sino enunciándolo como el
profesor que se dirige a la totalidad de sus alumnos—. El primer hombre que
pisó la tierra cantó, porque el hombre es una criatura musical tanto como
verbal. Pero cuando llegaron las palabras, con todas sus imágenes, colores y
memorias, empezó a existir una particular música en el mismo lenguaje. El poema
es el inicio de nuestra literatura y de todo nuestro arte. Homero cantó poemas,
y las terribles prédicas de los viejos profetas hebreos, que eran también
poesía, y quienes hicieron la música de la antigua Irlanda y los asilvestrados
poetas que vagaron por el país con sus
finas voces y sus instrumentos de cuerda. E incluso aquí mismo, entre nosotros,
la cultura de los indios, que tocaban con sus flautas de madera mientras sus
cantores hacían poesía. Es un antiguo asunto que creció y floreció, pero en
cierto instante nos pusimos a bailar con un paso demasiado rápido y el mundo se
volvió extraño. Ahora los poetas buscan imágenes y música, y les cuesta
encontrarlas; la mayoría se contentan con abrillantar la pequeña manzana que
han cogido sin importarles un comino el árbol del que procede. Su Sylvia no
ganará muchos premios, pero aprenderá. Tiene algo que decir y una clara voz.
No
lo veo tan sencillo —confesé—. Tomemos el
poema Luna sin luz. ¿Qué nos intenta decir con él?¿Qué significa? Si
significa algo, ¿por qué no se entiende con facilidad?
—¡Ah!
—Mullen sonrió—. Ha puesto usted el dedo en la llaga. ¿Trata ella de ser
oscura? No, en absoluto. Nosotros somos gente sencilla, Macklin, y también
complicada, y los artistas no tratan de ser oscuros a menos que sean unos
falsarios. La oscuridad proviene de ser incapaz de decir algo del modo natural
en que se experimenta. Su Sylvia revienta con algo que no puede expresar de
forma sencilla, algo que el tiempo curará. Llegará a saber lo que debe ser
dicho y lo dirá mejor también. Pero en ese poema busca símbolos y compara. Escribe
sobre su territorio de infancia con asco y con el agitado terror de las
pesadillas infantiles. No puede decir: fui una niña en tal y tal lugar;
necesita expresar de forma adulta lo que la niña vio y por ello usa un
intricado conjunto de símbolos e imágenes de su infancia. ¿Me sigue usted?
No hay comentarios:
Publicar un comentario