Un
enigmático personaje es el protagonista de este relato que trata la historia
contada por aquel que vio a su amigo llevarse un revolver a la sien. Este
hombre es un ser triste, de mirada seria casi de muerto y de porte correcto. El
narrador oculto nos lleva a la dura de vida de los ruletistas, muchos de ellos
pobres y vagabundos que, tras sobrevivir a este macabro juego reciben una gran
compensación.
Cărtărescu
nos cuenta una dura y desgarradora a la vez que escalofriante historia, con un
tono poético, casi onírico, capaz de helarnos por dentro y no darnos un segundo
de respiro hasta que demos fin al pequeño relato. Una gran e imprescindible
historia sobre la naturaleza humana sobre la locura de la humanidad frente al
dinero y los bajos fondos donde se esconden las apuestas de los pudientes en un
divertimento cruel e inhumano a la sociedad más pobre. Una dura critica al
capitalismo desenfrenado carente de cualquier escrúpulo frente al estamento más
desfavorecido de la sociedad, los vagabundos. Un relato prohibido durante años
en Rumanía por lo explicito de la historia, el suicidio como moneda de cambio y
diversión. En palabras de Marian Ochoa de Eribe Urdinguio en su introducción: «En cuanto al magnifico relato que tienen
entre manos, «El Ruletista», hay que señalar, en primer lugar, que ilustra de
forma admirable las dos coordenadas fundamentales en que se encuadra la obra de
Cărtărescu, el postmodernismo y el onirismo. El texto define una poética en que
la mimesis trastorna por completo la relación entre lo real y la ficción. En el
desvelamiento de las partidas de ruleta rusa, en esa espiral de muerte que sólo
puede conducir a la muerte, el autor está de hecho jugando otra partida, una
partida estrictamente literaria en la que el lector se ve atrapado como si de
una tela de araña se tratara. La literatura se concibe como un juego, como una
apuesta extrema en la que la realidad —aquí radica la propuesta genial de Cărtărescu—
decide convertirse en ficción, y el narrador se va despojando de lo inmediato a
la espera de encerrarse definitivamente en un mundo de ficción, por él
construido.»
Recomendado
para aquellos a los que les gusten los libros que trasmiten sensaciones de
vértigo y dureza, este es uno de ellos que no podrás olvidar. También para
aquellos a los que les gusten aquellos relatos largos que, además de ser de
gran calidad hacen reflexionar sobre nuestra forma de vida actual. Y por último
para aquellos que quieran conocer a un autor nuevo con una forma de escribir
única y, a la vez, en la de ver nuestro mundo cruel desde una perspectiva
singular, en este caso desde un cronista.
Extractos:
A veces me colma la felicidad la idea de que
tal vez Dios no exista. Aquello que unos años antes me parecía un paraíso
sangriento (mi vida en esa época se me representa en un raccourci verdoso,
parecido al Cristo de Mantegna), ahora me resulta un infierno edulcorado por el
olvido, pero no menos posible y, por tanto, terrorífico. La primera vez que
descendí a aquel sótano, me decían, para insuflarme valor, que solo la primera
partida resulta difícil de soportar, que luego el aspecto «anatómico» de
la ruleta no solo deja de causarte disgusto, sino que llegas a descubrir en él
el auténtico y dulce encanto de ese juego; al que se le cuela la sangre,
añadían, le llega a resultar tan necesario como el vino o las mujeres.
Durante dos años, hasta nuestro
reencuentro en el restaurante, el Ruletista se había llevado el revólver a la
sien en ocho ocasiones, por diferentes sótanos del sucio laberinto de los
cimientos de nuestra ciudad. Me contaron (y más adelante pude convencerme por
mí mismo) que cada una de las veces, en su rostro torturado, de frente
estrechísima, asomaba una abrumadora expresión de espanto, un pánico animal que
resultaba insoportable para los espectadores. Era como si ese miedo reduplicara
su suerte y le ayudara a escapar con vida. Su tensión emocional llegaba al
punto culminante cuando apretaba
bruscamente el gatillo con lo ojos cerrados y una mueca sarcástica en los
labios. Se oía un breve clic e, inmediatamente después, su cuerpo de huesos
pesados caía blandamente al suelo, desmayado pero ileso.
Editorial: Impedimenta
Autor: Mircea CărtărescuPáginas: 64
Precio: 9,95 euros
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