Ichiyō
Higuchi
Aguas
turbulentas
Bajo
la luna cada vez más resplandeciente, el perfume de los crisantemos del seto le
acariciaba la manga. Era imposible que esa noche se desencadenase tempestad
alguna. No había ninguna nube en su corazón. De nuevo podía oírse el sonido del
koto. Si, el sonido del instrumento sería su compañero durante los cien años
siguientes, le guiaría en los sufrimientos de todo este tiempo.
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