viernes, 16 de septiembre de 2011

El cementerio de los reflejos de Silvia Ibáñez Cambra


Miguel Campos es un chico que desea con todas sus fuerzas ser escritor, pero la vida le pone trabas para no lograrlo, la tienda de su padre no vende como antes, su madre no trabaja y para terminar no le gusta estudiar, por ello ya no va al colegio y decide buscar un empleo en el ayuntamiento de un pequeño pueblo de Zaragoza.


Por otro lado, su amiga Adelaida le propondrá descubrir el misterio que oculta una enorme mansión oscura y antigua, también desvelar que hay detrás de un misterioso nombre que se encuentra en el cementerio del pueblo, y para concluir, la pregunta que todo aquel se hace, ¿cómo llegar a ser feliz?, y todo ello en un país que esta próxima la Guerra Civil.

Silvia consigue con esta novela adentrarnos en un mundo oscuro, tenebroso y malvado en el que nada es lo que parece, la historia narra la vida de un escritor desde su adolescencia hasta que se convierte en adulto en un mundo casi siempre hostil e inesperado. También encontraran una pequeña historia de un niño llamado Aleksei narrada por un personaje común pero especial escondida tras una gran historia de amistad.

Recomendado para los adictos al misterio, a los dramas de familias de alto poder adquisitivo contra las pobres e incultas que no pudieron estudiar debido al año y a la situación que vivieron en esos años. Y por último a aquellas personas que disfruten con una historia que les llegue al corazón desde la primera frase hasta la última palabra. Y tampoco olvidar a aquellos y aquellas que tienen la ilusión de llegar a ser escritores.

Extractos:

Los días fríos de invierno llegaron sin aviso un medio día de noviembre. Habíamos pasado en un minuto de estar en la calle con un ligero jersey a sacar todas las ropas de abrigo y a enfundarte en ella. La temperatura bajó más de diez grados de golpe. Desde la ventana de mi habitación pude ver como un cielo claro se había transformado en una negrura impenetrable de nubes oscuras y rápidas que bañaron el cielo en apenas diez minutos. Poco después, las enormes y pesadas gotas de agua comenzaron a golpear los cristales con fuerza. Me gustaba ver la lluvia. Coloqué la silla frente a la ventana cogí la manta del armario, me tapé con ella y contemplé la luz eléctrica que bailaba en el cielo junto con las nubes. Si estas atento, puedes ver como el cielo te devuelve la mirada. Los mendigos corrían a refugiarse en los portales. Me pregunté qué sería de Adelaida, dónde estaría en este instante, tal vez estuviese contemplando el cielo y nuestro rostro se viera reflejado en la misma lágrima escurridiza que huía del cielo para unirse a la tierra. La luz se apagó y me quedé a oscuras. Me gustaba aquello. Fue en ese momento cuando descubrí que me sentía más cómodo rodeado de oscuridad, que de la gente. La oscuridad puede ocultar cosas misteriosas, te puede susurrar secretos al oído, sus historias, las historias de la gente que se refugió en ella y se puede convertir en tu confidente y cuando quieras, tú también puedes ocultarte tras ella y contarle tus miedos y anhelos que nunca le contarías a nadie. La gente, al contrario que la oscuridad, miente, tima, y se aprovecha de la torpeza, debilidad, dinero o de cualquier cosa que pueda servirle a sí mismo. La gente, puede ser muy peligrosa.

Editorial: Grupo Ajec
Autor: Silvia Ibáñez Cambra
Páginas: 448
Precio: 20,95 euros

1 comentario:

  1. Me llama bastante la atención, y lo desconocía, me lo apunto!! Muy buena reseña!

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