Sharko
y Lucie, los policías de la sección criminal del número 36 del Quai des
Orfèvres se introducen esta vez en un caso helador. Un asesino obsesionado con
las hipotermias congela lentamente a sus víctimas introduciéndolas en los lagos
para ver cómo reaccionan y experimentar con ellos. Además, los fantasmas del
comisario Franck vuelven para atormentarle y amenazar su estabilidad dejando
viejas pistas que traen el recuerdo de un asesino del pasado el Ángel Rojo.
Ha
pasado un año y medio desde el último caso de estos agentes, intentan
reponerse tras el drama pasado en la
anterior novela. Ambos quieren tener un hijo, en vano. A pocos días de Navidad aparece
un cadáver encerrado en un congelador, un periodista de sucesos y su compañera
de trabajo desaparece en uno de sus viajes de investigación, a todo lo anterior
se suma el descubrimiento de un manuscrito misterioso con una interesante foto
en su interior en el que aparecen Albert Einstein y Marie Curie, todo ello les
pondrá en camino hacía un lugar aterrador, inhóspito y devastado, Chernóbil.
Thilliez
vuelve con un caso escalofriante pero adictivo, cargado de tensión en cada paso
de sus protagonistas que tendrán que afrontar y huir a un asesino que no duda
en dejarles horribles pistas para que vayan tras él. En esta novela el pasado
de ambos se entremezcla con la investigación que llevan a cabo, presionándoles
y asfixiándoles constantemente. El frío envuelve a sus personajes en un París
cubierto de nieve aportando bellas descripciones de paisajes imperturbables
aunque el tiempo pase. El libro es un thriller de gran calidad, centrado en la
capacidad del ser humano por la venganza y por tratar de vivir para siempre,
experimentando de forma cruel e inhumana. La novela está cargada de información
sobre los experimentos radioactivos, la capacidad de supervivencia del ser
humano y sobre los creadores de los átomos además del proyecto Manhattan y sus
consecuencias en la humanidad todo ello por conseguir la inmortalidad. En
definitiva, Franck ha logrado trasmitirnos la sensación de frío constante que siguen
sus protagonistas, también adicción a su novela pues se vuelve, a cada
capítulo, más interesante, profunda y
oscura. Como narra su autor en el epilogo de la novela, este texto te deja un «sabor a átomo» casi a hierro por la
horrible situación que describe en algunas partes del libro pero a pesar de
ello, esta novela, es inolvidable.
Recomendado
para aquellos que quieran descubrir y saber más sobre la hipotermia y la
radioactividad, pues el asesino que centra esta novela está obsesionado con
ella, también para aquellos que hayan leídos las anteriores novelas de
Thilliez, sobre todo las centradas en la saga que protagonizan Sharko y Lucie
que se encuentran con un complejo caso. Y por último para aquellos que quieran
engancharse a una saga con gran calidad, compleja y con varias líneas
argumentales que se entrecruzan o se mencionan, incluso de otras novelas
anteriores.
Extractos:
Hacía ya casi diez años y todo
seguía aún a flor de piel. El tiempo no había borrado nada, simplemente había
pulido las esquinas para hacer más soportable el presente. Uno no se recupera
jamás de la desaparición de los seres queridos. ¿Cómo se puede vivir sin ellos
y esperar poder llenar los vacíos? Sharko amaba a Lucie más que a cualquier
otra cosa en el mundo, pero también la amaba porque Suzanne ya no estaba.
N7, D607, D82... A nadie se le
ocurría salir a aquellas horas en tales condiciones, y la periferia de la
ciudad dormía. A la luz de los faros, agonizaban los copos de nieve cada vez
más presentes a medida que se reducían las dimensiones de las carreteras. Luego
aparecieron los primeros árboles del bosque de Bréviande. Robles y fresnos
desnudos, embrochalados como cascos de vidrio. Sharko jamás había vuelto a
aquel lugar maldito y, sin embargo, recordaba perfectamente el camino. A menudo
la memoria conserva lo peor.
En medio de la noche glacial se
elevaba un extraño resplandor. La nieve, la luna y los tonos de un gris
plateado de la reverberación revelaban unas curvas insospechadas. El vehículo
se bamboleó durante unos interminables minutos por un camino cubierto de
baches. Tras uno o dos kilómetros, Sharko no pudo proseguir y se vio obligado a
bajar del coche. Como la última vez.
«Empuñando el arma, me acerco al
cenagal. La cabaña se alza en medio de una isla invadida por helechos y altos
árboles. Entre las tablillas de las persianas cerradas se filtra una luz que se
derrama suavemente sobre una barca varada en la orilla, al otro lado. Ahí
dentro está el Ángel Rojo, encerrado con Suzanne. No tengo elección. Tendré que
cruzar a nado el agua estancada y fría, un fluido cubierto de lentejas de agua,
nenúfares y madera muerta.»
La policía experimentó un
sentimiento de satisfacción y prosiguió sus preguntas.
—¿En qué consiste exactamente su
especialidad, la cardioplegia fría?
—También podría denominarse
hipotermia terapéutica. Un corazón no puede operarse fácilmente en situación
normal, debido a la existencia de las contracciones cardiacas y los movimientos
respiratorios. Por ello es necesario ralentizar enormemente la frecuencia del
corazón, e incluso detenerlo. Pero, como bien sabrá usted, eso es incompatible
con la vida, puesto que los órganos ya no serían irrigados por la sangre y en
consecuencia no serían oxigenados. —Tendió un folleto de presentación a Lucie.
Unos dibujos claros y coloreados ilustraban a la perfección sus palabras—. Se
procede por ello a dos técnicas que se complementan la una a la otra. En primer
lugar, la circulación extracorpórea. Como puede ver en el dibujo, consiste en
hacer circular la sangre por tubos, enfriarla, oxigenarla e inyectarla de nuevo
en las arterias. Eso permite cortocircuitar el corazón y los pulmones e inducir
la hipotermia del cuerpo...
Lucie escrutaba atentamente los
dibujos explicativos. El cuerpo tendido, el pecho abierto. Las gigantescas
máquinas, los diales y las pantallas, las bombonas, los tubos que aspiraban la
vida por un lado y la escupían por el otro. Deseó con todas sus fuerzas no
verse jamás obligada a sufrir semejante intervención.
—A continuación, se inyecta un líquido rico en
potasio y muy frío, a unos −4℃, en las
arterias coronarias, que provoca un paro inmediato del corazón. Así puede
operarse el músculo con total seguridad. La clave de este procedimiento reside
en esos líquidos fríos, la sangre y la solución de potasio, que frenan
considerablemente las necesidades de oxígeno del organismo y limitan así los
riesgos.
Ravanel manipulaba delicadamente
una lima de uñas, haciendo gala de extraordinaria destreza. Lucie cerró el
folleto, lo dejó sobre la mesa y sacó su pequeño cuaderno de notas.
Editorial: Destino
Autor: Franck Thilliez Páginas: 560
Precio: 21 euros
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