Pequeño Diccionario de Cinema para
Mitómanos Amateurs de Miguel Cane y Ana Bustelo
ISBN: 978-84-15578-58-1
Encuad: Rústica
Formato: 14 x 22 cm
Páginas: 384
PVP: 23,95 €
Sic transit Gloria
Swanson. El libro manual que tiene en sus manos, no es otro aburrido
diccionario enciclopédico, onomástico o biográfico más. En realidad se trata de
un altar, en que brilla el reflector sobre figuras míticas que iluminaron la
pantalla y han sido eclipsadas por el paso del tiempo y por otros ídolos. En
estas páginas encontrará, ilustrado por el lápiz magistral de Ana Bustelo, un
ejercicio formidable de memoria irredenta, un monumento al anecdotario y la
trivia como ejercicio de fervor idólatra. ¿Qué dijo Tony Richardson al oído de
Vanessa Redgrave mientras paría a su malograda primogénita, Natasha? ¿Cómo se
las gastaba Bette Davis para hacer rabiar a sus múltiples enemigas? ¿Por qué
era tan absolutamente detestable el padre del tierno ciervo Bambi? ¿Sabía usted
que el primer nombre de pila de John Wayne era Marion? ¿Fue Joan Crawford tan
mala madre como se afirma? ¿Por qué se aborrecen Olivia de Havilland y Joan
Fontaine, siendo hermanas? ¿Sabía que Sharon Tate disfrazada de jovial surfista
californiana sirvió de modelo para Barbie Malibú?
Almodóvar, Pedro
Pedro Almodovar Caballero (1949)
A un mismo tiempo artífice y
consecuencia de la «movida madrileña», amado y vilipendiado en igual medida,
creció en un pueblo de Castilla-La Mancha, sometido a una obsesiva dieta de comedia
y melodrama cinematográficos, la misma que ha aplicado como pátina a su obra,
que podría describirse como una consistente mezcla de devoción cinéfila,
sarcasmo, furor histérico, culebrón, esperpento folclórico y pathos. Tras pasar
doce años como empleado de Telefónica haciendo cortometrajes en su tiempo
libre, se lanzó al ruedo artístico en 1980 con la ecléctica comedia Pepi, Luci,
Bom y otras chicas del monton, cinta estilo comedia procaz explotada por John
Waters —al que obviamente buscaba emular—, hecha sin presupuesto y a
trompicones, pero donde asoman las obsesiones que exploraría en toda su primera
etapa, la que lo puso en el mapa. En 1987 aparece La ley del deseo (una de sus
mejores cintas, no les quepa duda), que marca un punto de inflexión en su
estilo; al año siguiente estrena Mujeres al borde de un ataque de nervios,
delirante comedia madrileña de enredos con barniz «feminista» que fue una cause
celebre y lo elevó a la fama internacional, que aún retiene. Excepcional
director de actrices —en su honor se acuñó el término «chica Almodóvar» para figuras
como Carmen Maura, Alaska, Victoria Abril, Marisa Paredes, Rossy de Palma,
Cecilia Roth o Penélope Cruz entre otras—, ha reincidido siempre en desvelar
los entresijos del místico femenino desde su óptica amanerada pero fiel a la
vida, más cercano a un Cukor, un Sirk y un Rossellini que a las tendencias actuales,
con estrambóticas tramas pobladas por madres abnegadas, putas alegres,
travestis en crisis, yonquis simpáticos, pervertidos varios y aprendices de
santa; así ha logrado algunos filmes notables, y hasta un par de obras
maestras: Todo sobre mi madre (1999), emotiva carta de amor al más puro estilo
Tennessee Williams dedicada a las madres, las actrices y los travestis, que le
valió un Oscar, y la también oscarizada (por su impecable guión) Hable con
ella, cinta más sosegada en la que explora la solidaridad masculina, algo
infrecuente en su canon, que sigue dando frutos de los más distintos gustos y
tonos nunca exentos de los exóticos histerismos que son su trademark.
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