Kinsey Millhone
es una detective privada que no pasa por su mejor momento pues se da de bruces
con unas ladronas de prendas de marca, por ir tras ellas acaba mal. Después se
descubre el cadáver de una de las ladronas que perseguían y al encontrarse con
el cuerpo junto bajo un puente sospechan que se ha suicidado, pero Kinsey no
cree que sea cierto e investiga más sobre el asunto a pesar de encontrarse todo
tipo de trabas en el camino. Además de tratar de ayudar a Pinky, un viejo amigo
con la condicional que tiene unas fotografías que ponen en serio peligro a su
protagonista y a si mismo, estas imágenes sacarán a la luz un policía corrupto
afianzado en su cargo.
Nora
descubre que su pareja Channing le es infiel por las revistas de moda en la que
aparece con sus vestidos de marca por lo que decide actuar por sus propios
medios. Dante es un empresario a simple vista pero que oculta un negocio
corrupto de grandes proporciones el cual ve como se le escapa de las manos
cuando uno de sus hermanos decide incorporarse en al mismo empleo. Ambos (Nora
y Dante) empezaran a relacionarse lo que provocará imprevisibles consecuencias
a su alrededor.
Grafton
nos atrapa en esta novela con un humor acido y mordaz, con unos diálogos
realistas y unos personajes enternecedores y comprensivos como las victimas e
incluso los propios sospechosos. La novela tiene un trama que nos enganchará
desde el primer capitulo hasta el final, con descripciones precisas de lugares
de ensueño o de horribles sucesos. A lo largo de la novela conoceremos tan bien
a su protagonista que no será necesario haber leído ninguno de los títulos
anteriores de la saga para llegar a conocerla. Sue Grafton ha logrado que no
queramos dejar de leer para saber más de su valiente detective que a sus
treinta ochos años de edad y a pesar de sus heridas siga conquistándonos con
sus originales opiniones, a la vez sencillos pero directos sobre los sucesos
que la rodean a ella o sus inseparables amigos. Una novela que demuestra que en
las novelas policiacas también se puede llegar más allá de los tópicos en su
género sin perder la calidad de su narración e historia.
Recomendado
para los fans de Kinsey y Grafton y su especial estilo para la novela policiaca,
en esta parte de la saga descubrirán que el mal desde una perspectiva diferente,
también para aquellos a los que les guste el genero policiaco y por último para
aquellos que quieran descubrir a una detective realista, con problemas y miedos
comunes tan real como la vida misma.
Extractos:
Llegué a mi despacho a las nueve de la mañana
siguiente, abrí la puerta con llave y recogí el montón de cartas que el cartero
había introducido por la ranura el día anterior. Las tiré sobre mi escritorio y
me dirigí por el pasillo hasta la cocina americana, donde puse una cafetera.
Esperé a que el aparato acabara de borbotear y me serví una taza. Tras
olisquear la leche descubrí complacida que aún estaba fresca, así que me puse
una gota en el café. «La vida es bella», pensé. Entonces volví a mi
despacho y me encontré a Marvin Striker mirando por la ventana, de espaldas a
mí.
Sólo me derramé encima un poquito
de café mientras se apoderaba de mí una mezcla de alarma, desazón y
culpabilidad. Me pregunté si Striker iba a echarme la bronca por haberme colado
en el velatorio de Audrey.
—¡Ah, señor Sriker! —exclamé—. No lo he oído entrar.
Marvin se volvió para observarme con esos ojos
marrones que en tiempos más felices podrían haber exhibido un destello de
picardía. Esbozó una leve sonrisa, lo que indicaba que no se iba a poner
demasiado borde conmigo.
El incidente que presagió mi mala fortuna me
pareció insignificante en un primer momento. Me encontraba en la sección de
lencería de los almacenes Nordstrom, rebuscando entre las bragas que estaban en
oferta: tres pares por diez pavos, un filón para una mujer tan rácana como yo.
¿Puede haber algo más trivial? No me gusta ir de compras, pero aquella mañana
había visto un anuncio de media página en el periódico y decidí aprovecharme de
los precios de saldo. Era el viernes 22 de abril, fecha que recuerdo porque el
día anterior había cerrado un caso y me había pasado la mañana escribiendo a
máquina mi último informe.
Para los que acabéis de conocerme, me llamo
Kinsey Millhone. Soy investigadora privada con licencia en Santa Teresa,
California, y mi empresa se llama Investigaciones Millhone. Me encargo
principalmente de trabajos alimenticios, como comprobaciones de antecedentes,
búsqueda de personas, fraudes a aseguradoras, entrega de notificaciones legales
y localización de testigos, a lo que podríamos añadir algún que otro divorcio
lleno de acritud para que no decaiga la fiesta. No es casual que sea mujer, por
estaba comprando ropa interior femenina. Dada mi ocupación, los delitos no me
son ajenos y rara veces me sorprende el lado oscuro de la naturaleza humana,
incluyendo la mía. Pero los restantes datos personales pueden esperar a que
acabe de desgranar mis desgracias. En cualquier caso, tengo que proporcionar
algo más de contexto antes de llegar al puñetazo que me dejó para el arrastre.
Aquel día salí temprano de mi despacho e hice
mi ingreso bancario habitual de cada viernes, guardándome una parte en efectivo
para cubrir gastos durante las dos semanas siguientes. A continuación conduje
desde el banco hasta el aparcamiento situado bajo el centro comercial Passages,
donde suelo frecuentar varias tiendas de cadenas baratas. Las prendas idénticas
que atiborran los percheros revelan su fabricación en serie en algún país donde
no se aplican las leyes de protección laboral de menores. Nordstrom, con sus
interiores sofisticados y elegantes, era un palacio en comparación. Relucientes
baldosas de mármol cubrían el suelo, y el ambiente estaba con fragancias de
diseño. El directorio de plantas indicaba que la sección de lencería se
encontraba en la 3, así que me dirigí a las escaleras mecánicas.
Editorial: Tusquets
Autor: Sue GraftonPáginas: 512
Precio: 20 euros
Parece mentira que siendo una saga taaaaan larga (este era el nº22) siga siendo fresca y no haya perdido empuje.
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