domingo, 15 de diciembre de 2013

Fragmentos Nº158: NW London



Zadie Smith
NW London

Entre Pauline y Michel no hay nada más que desconfianza y malentendidos, salvo cuando se produce ese prodigioso alineamiento, antes excepcional y ahora cada vez más frecuente, en el que Leah se ha comportado como una idiota y por tanto propicia una rápida alianza entre enemigos naturales. Pauline descompuesta y arrebolada diciendo palabrotas. Michel exhibiendo su pequeño y laboriosamente ganado repertorio de co-loquialismos, el tesoro de todo emigrante: a fin de cuentas, tú ya me entiendes, para acabarlo de arreglar, y yo voy y le digo, cojo y le suelto, ésa sí que es buena, de eso me tengo que acordar.
—Es increíble. Ojalá hubiera estado yo, Pauline, te lo digo en serio. Ojalá hubiera estado yo.
Leah sale al jardín para no oír la conversación. Ned, el vecino de arriba, está en la hamaca de ella, que es comunitaria y por tanto no es su hamaca. Ned disfrutando de la hierba bajo el manzano. Con la melena leonina ya entrecana y recogida con una innoble goma elástica. Sobre el vientre tiene apoyada una vetusta Leica a la espera de que se ponga el sol en NW, la zona noroeste, porque los atardeceres son extrañamente vistosos en esta parte del mundo. Leah se acerca al árbol comunitario y hace la señal de la victoria.
—Cómprate tu maría.
—Ya no fumo.
—Está claro.
Ned le pone un porro entre los dedos extendidos. Ella da una fuerte calada, implacable con la garganta.
 

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