jueves, 7 de abril de 2011

Premio NOTODO 2011 para El fin del mundo y un despiadado país de maravillas

En la quinta edición de estos premios patrocinados por J&B que a través de una votación del público y un jurado compuesto un equipo de NOTODO.COM y sus colaboradores selección lo mejor del año.


En la sección de Mejor Libro han otorgado el premio Haruki Murakami, que premio tras premio se está convirtiendo en unos de los grandes artistas de nuestra época con un original y fantástico a la vez que poético punto de vista que impregnan cada uno de sus libros. Su obra El fin del mundo y un despiadado país de maravillas publicada originalmente en Japón en el año 1985 y que ha recuperado hace unos años la editorial Tusquets Editores.

El libro trata sobre dos historias que avanzan de manera paralela. Por una parte El fin del mundo nos describe una ciudad amurallada y misteriosa en el habitan unos unicornios. Todo aquel que se atreve a cruzar sus muros se ve obligado a perder su sombra y sus recuerdos. Por otro lado en El despiadado país de maravillas nos encontramos con un informático que trabaja en una inquietante y siniestra organización gubernamental llamada el Sistema que está en constante guerra con el control de información. Nos damos cuenta poco después que ambas historias son la misma y lo que empieza siendo una extravagante fantasía se convierte en una obra melancólica y poética a partes iguales.

Extractos:

—¿Qué le parece? Una colección estupenda, ¿verdad? —dijo el anciano, contento —. En este mundo hay quien colecciona sellos o discos. También hay quien almacena botellas de vino en la bodega, y ricos que disfrutan decorando sus jardines con tanques. Pues yo colecciono cráneos. En este mundo hay de todo. Ahí radica su interés. ¿No le parece?
—Tiene usted razón —dije.

Al irrumpir el otoño, las bestias se revestían de un largo pelaje de color dorado. Dorado en el más puro sentido de la palabra. En aquel color no se mezclaba ningún otro. Su dorado nacía como el color del oro en este mundo y existía en este mundo como tal. Y entre todos los cielos y todas las tierras, las bestias se teñían del más puro color del oro.

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