martes, 2 de octubre de 2018

Solenoide de Mircea Cărtărescu

Tras comprar una casa antigua, con forma de barco, y de reconocer la ciudad que le vió nacer, descubre en su interior una extraña máquina que, tras resolver sus interiores y buscar algún sentido a su vida junto a otra profesora. En ese momento sabrá que lo que está viendo ante sí se trata de un Soleniode. Un extraño artilugio que alberga en su interior mucho más de lo que el protagonista de la esta novela, un profesor con un fracaso a sus espaldas y una historia oscura, una silla de dentista con diferentes engranajes y botones.


Poco después sabrá de una misteriosa secta llamada “Los Piquetistas” los cuales hacen protestas frente a los hospitales y manicomios donde el tiempo ha dejado atrás un poso de dolor y miseria a las que el protagonista hace frente a cada paso por una Bucarest nostálgica, mágica y repleta de calles laberínticas y que, al mismo tiempo, se convierte en pesadillas, terrores y soledad que envuelven las calles y recónditos paisajes por los que camina.
En las paginas de esta novela se desarrollan las vivencias, escritas en un diario, que mueven al protagonista para encontrar/se con su historia, vida y su felicidad. Todo ello motivado por ir en busca de la felicidad, y al mismo tiempo, por dar con todos los solenoides que rodean la ciudad de Bucarest. En la trama de la novela se dan todas la circustancías que hacen de ella una gran novela: La cuarta dimensión; es decir la teoría del espacio-tiempo en la teoría de la relatividad, el manuscrito Voynich; el misterioso libro encontrado del que, en la actualidad, se desconocia en el idioma en el está escrito, La historia de Bucarest; narrada a través de las diferentes metáforas como la de los niños obligados a llevar diferentes objetos obligados por el gobierno; y por último la capacidad de envolver en la historia al lector, a pesar de las atrocidades, el pesimismo a un nivel cubico y el desasosiego que destila en sus paginas.
El narrador, el alter ego del escritor, se decubre en cada confesión, en cada acto, en cada acción y en las líneas de los sueños con los que cuenta lo ocurrido en sus sueños, en los que se embarca en situaciones en los que impera el surrealismo, lo mágico y lo asfixiante. En una entrevista ha dicho que “Hasta los 21 años la biografía del personaje es exactamente la mía. Leer La caída en aquel círculo literario me cambió la vida, a los 20 años. Encantó a mis colegas y Nicolae Manolescu, el más grande crítico de su época, publicó mi primer volumen de poemas. En este libro me he planteado la pregunta: ¿qué hubiera pasado conmigo si aquel primer poema no hubiera gustado? Habría renunciado a la literatura y me habría quedado en simple profesor de idioma rumano. Mi sorpresa ha sido que la vida de esa persona sencilla es mucho más interesante que la del escritor”para Babelia. 
En Solenoide nos encontramos de forma paralela la obra del autor, desde Nostalgia y sus descripciones del Bucarest desolado, hasta Lulu y la capacidad del doble, del gemelo llegando hasta la historia del autor, con la historia del protagonista, el poeta fracasado de Rumania al que nadie ve ni mira, al que todos ignoran y que descubre los entresijos de todo/s. Comenzando por los rincones más oscuros de la ciudad hasta la vida de los insectos que poseemos en los poros de nuestro cuerpo. Un errante viajero que desconoce, como los lectores, a dónde va a llegar, pero que sabe que desvelará una verdad que se vislumbra desde diferentes partes de la novela.
Por último, está novela bebe de grandes autores: Joyce, Kafka, Borges o Pynchon es porque y como ellos, nutre sus historias residuo confuso de la realidad mental y lo envuelve de la realidad mágica junto con física, amor, oscuridad, vida, muerte y, para terminar, una luz inesperada. Como describe en el postfacio, escrito por Marius Chivu: “Se reencuentran en Solenoide, ficcionalizados en el espejo, personajes, escenas, momentos reconocibles en otras grandes ficciones cartaresquianas. Contemplada como un planeta, la obra de Cărtărescu está constituida por sucesivos estratos ficcionales, cada vez más profundos y dotados de un componente biográfico-imaginario diferente. Por decirlo de forma simplificada, el protagonista de Solenoide escribe en el anonimato el diario de su vida, que, en otra dimensión de la ficción, ha sido ya escrita en diversos formatos ficcionales, incluso en forma de diario. Inevitablemente, Solenoide cae en manos de un lector que ha leído también el poema «La caída» y el relato «REM» y la novela Travestí y los diarios y la trilogía Cegador, de tal manera que él mismo resulta ser un metapersonaje testigo de ambas dimensiones ficcionales cartaresquianas, la «real» y la «alternativa»: el lector del diario del escritor frustrado es también el lector de la obra del escritor de éxito que guarda similitud con Cărtărescu.”.
Recomendado para aquellos que quieran verse huyendo/siendo testigos de una monumental Bucarest capaz de abrirse en dos o de despegar del suelo y la metamorfosis de un escritor en busca del yo más ínfimo y mínimo. También para aquellos que quieran adentrarse en una historia que se adentra en si misma una y otra vez, sin previo aviso, hasta llegar a un lugar impensable. Y para concluir, para aquellos seguidores del escritor rumano, esta gran novela se mecrece ese apelitavio no solo por su tamaño, sino porque el texto es de una calidad magnifica.
Extractos:
Quiero escribir un informe sobre mis anomalías. En mi vida oscura, ajena a cualquier historia —solo una historia de la literatura podría fijarla en sus taxonomías—, han sucedido cosas que no suceden ni en la vida ni en los libros. Habría podido escribir novelas acerca de ellas, pero la novela altera y perturba el sentido de los hechos. Podría guardarlas para mí, como las he guardado hasta ahora, y pensar en ellas hasta que me estallase la cabeza por la noche, acurrucado debajo de la manta, mientras fuera la lluvia golpea furiosamente las ventanas. Pero ya no quiero guardarlas solo para mí. Quiero escribir un informe, aunque no sé todavía de qué tipo ni tampoco qué haré con estas páginas. No sé si es el momento adecuado para algo así. Todavía no he llegado a ninguna conclusión, a ninguna conexión, mis acciones son vagos destellos en la uniformidad banal de la más banal de las vidas, pequeñas grietas, pequeñas inadvertencias. Esas formas informes, las alusiones y las insinuaciones, los accidentes del terreno muchas veces insignificantes en sí mismos pero que acaban adquiriendo, tomados en su conjunto, una forma extraña y obsesiva, necesitan también una forma nueva e insólita para poder ser relatados. Ni novela ni poema, pues no son ficción (o no lo son del todo), tampoco un estudio objetivo, puesto que muchas de mis acciones son singularidades que no se dejan reproducir ni siquiera en los laboratorios de mi mente. Ni siquiera puedo, en el caso de mis anomalías, distinguir entre el sueño, los recuerdos antiguos y la realidad, entre lo fantástico y lo mágico, entre lo científico y lo paranoico.
Como esta noche, por primera vez desde que empecé este cuaderno (el segundo cuaderno, de hecho, de mi texto), he tenido de nuevo un visitador, he pensado que ya es hora de transcribir aquí, como era mi intención desde el principio, fragmentos del diario que dan cuenta de mi vida nocturna o fantasmagórica o alucinante —aunque más real que la realidad— y que seleccioné hace ya varios meses. Solo que esta noche su presencia me ha perturbado profundamente y eso hace que me sienta todavía somnoliento, distraído, al tiempo que atemorizado, porque ser un elegido en este mundo no constituye nunca un buen destino. Llevaba ya un par de horas dormido, estaba soñando ya incluso mis sueños habituales plagados de trenes y estaciones desiertas en las que me apeo y me quedo para siempre, con las maletas perdidas, repletos de silenciosos dormitorios de orfanato, cuando me he despertado y, en cuanto he abierto los ojos, lo he visto. Como de costumbre, estaba en el borde de mi cama y me miraba. Era un visitador, como esos parientes que vienen a verte al hospital cuando estás enfermo y entran de repente en el pabellón, saludan a todos los enfermos vestidos con pijamas y batas, tumbados en las camas, y colocan en la mesilla unas bolsas con yogures, zumos y tarros de sopa sellados con celofán. Se sientan luego en el borde de tu cama y se quedan mirándote. Charláis media hora, después de la cual, como en respuesta a una señal, se levantan, se van como si no hubieran estado nunca allí y te dejan mirando de nuevo a los ojos al hemipléjico de enfrente. Esta vez ha sido un joven de mandíbula dura y maciza, con los ojos un poco dilatados, con orejas de soplillo.

Editorial: Impedimenta
Autor: Mircea Cărtărescu
Páginas:  800
Precio: 28 euros

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pinterest

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...