jueves, 14 de mayo de 2015

Novedades, mayo de 2015: Impedimenta



Cuentos completos de Kingsley Amis


ISBN: 978-84-15979-58-6
Encuad: Cartoné
Formato: 14 x 21 cm
Páginas: 576
PVP: 28 €

Traducción de Raquel Vicedo 

En palabras de Terence Donovan, «leer a Amis es como beber un trago de agua tras una caminata por el desierto. O mejor, como beber una cerveza, un bloody mary o un gin tonic».

Esta recopilación reúne por primera vez y en un solo volumen la totalidad de la prosa breve de Kingsley Amis, uno de los más reconocidos maestros de la edad de oro de la narrativa inglesa. Un agente literario es víctima de un misterioso secuestro. Unos hombres crean una máquina del tiempo para intentar averiguar a qué sabe la bebida en el futuro. El padre de Elizabeth Barrett Browning realiza un desesperado intento por impedir su matrimonio con el poeta. Un profesor de Literatura de Cambridge es en realidad un espía del MI5… Los relatos de Amis son oscuros, juguetones, conmovedores, sorprendentes. Escritos a lo largo de cinco décadas, y nunca hasta ahora publicados en castellano, estos cuentos alternan géneros como el misterio, el horror o las reflexiones satíricas sobre la vida y el amor desgraciado. En ellos descubriremos al mejor Amis: fino, satírico y mordaz, extremadamente inteligente y con un estilo implacable que pone al límite las posibilidades del lenguaje.


Este era un discurso inusualmente largo para soltarle a un edecán, viniendo de alguien con un rango inferior al de comandante. Atragantado temporalmente por un bocado de estofado, el oficial comía tan rápido como podía mientras blandía el dedo índice para indicar que tan pronto como fuera capaz propondría alguna corrección rotunda a lo que acababan de decirle. Con la otra mano se rascaba la coronilla de su brillante cabeza negra, adquiriendo por un momento el aspecto de un corredor de apuestas que trabaja durante su hora de la comida utilizando lenguaje tictac. Todavía no se había repuesto del todo cuando dijo:
—Ese es el quid de la cuestión, amigo. Rylands es la raíz de todo el problema. Tenemos un mal ejemplo en uno de los puestos de mayor responsabilidad, ¿ves? —Tragó y después continuó—: Si el segundo al mando va por ahí como si formase parte del destacamento a cargo del cagadero, llamando a todos por su nombre de pila, ¿qué se puede esperar? Es inevitable: la familiaridad lleva al desacato. Su problema es que cree que sigue trabajando en Correos.
Una fuerte oleada de ira pareció desatarse en el pecho de Thurston.
—El comandante Rylands es el único oficial de campo de toda la unidad que sabe hacer su trabajo. Gracias a él y a Dally, además de al sargento Beech y a los instaladores de líneas, nuestras comunicaciones han funcionado sin problemas en esta campaña. Gracias a ellos y a nadie más. Si siguen encargándose de todo así de bien, por mí como si salen a la calle con el culo al aire.
El edecán le frunció el ceño a Thurston. Después de pasarse la lengua por los dientes de arriba, dijo:
—Pareces olvidar, Tom, que soy el responsable de mantener la disciplina de los oficiales de esta unidad. —Hizo una pausa para permitirle reflexionar sobre las implicaciones personales que esto podía tener, y después asintió con la cabeza en dirección al cabo Gordon, que se acercaba con la bebida de Thurston.

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