La
misteriosa narradora se reencuentra con su amiga en las vacacione de verano en
una pequeña localidad costera, Harriet, bella, inteligente y hermosa. Ambas
planean entonces un terrible juego que, a pesar de parecer infantil, será
terrible para ellas, seducir y conseguir un beso de Zar, un hombre mayor, que
además está casado y con una fama que mantiene en el pequeño pueblo.
En
su enfermiza relación en la que Harriet ordena y manda a su amiga y narradora
de los sucesos, siempre oscuros y malvados, y que además son escritos en un
diario secreto para que su amiga se sienta feliz. Las dos adolescentes siempre juntas
pero incapaces de confiar la una con la otra debido a la forma de ser de
Harriet, siempre tan corrosiva y malvada.
Beryl
logró una novela adictiva y perturbadora hasta límites insospechados en la descripción
en la relación de las adolescentes en las que se centran esta novela, escrita a
finales de los años sesenta y publicada en 1972 debido a su trama, demasiado
arriesgada y desagradable para aquella época que obligó a su autora a guardarlo
en un cajón debido al arriesgado tema que trata hasta que los editores y
lectores la aceptaran. Basada en un crimen que conmocionó a la sociedad británica,
el caso Parker-Hulme en el que Pauline Parker y Juliet Hulme asesinaron a la
madre de Pauline, este crimen fue retratado por Peter Jackson en su película
Criaturas celestiales con Kate Winslet como protagonista. Su texto desprende
opresión por los inhóspitos y fríos entornos por los que circulan sus
extravagantes y cortantes personajes que reciben las calculadoras acciones de una
adolescente de catorce años que no duda en manipularles para logar sus fines,
provocando sufrimiento y discordias con aquellos que caen en sus redes. En definitiva
una novela que trata a través del suspense la crueldad, la venganza y la inocencia
junto con la capacidad del ser humano para crear sufrimiento. En ella nos
encontramos con una perspectiva única sobre las formas de violencia que,
ocultas en las formas más mínimas e inocentes, provocan los desastres más
terribles.
Recomendado
para aquellos que quieran leer una novela que, aún a pesar del tiempo pasado;
unos cincuenta años, sigue siendo demoledora y espeluznante para el lector que
caiga en la oscura trama. También para aquellos que les gusta las novelas que
no puedes dejar de pasar paginas ya que su narración, rápida y cortante, te
atrapa desde el primer párrafo. Y por último para aquellos que tengan
curiosidad por descubrir la inquietante relación de las adolescentes en las que
se centra el libro.
Extractos:
Le tendí la mano y la conduje hasta
la caseta de la atracción. Me daba pena su decepción, su incapacidad de
divertirse, después de todo. La emoción de la feria que había imaginado no se
había materializado, estaba encerrada en sí misma, experimentando las fórmulas
del asombro.
Una vez en la lanzadera, la agarré
del brazo con firmeza, fingiendo temor, gritando mientras nos precipitábamos
hacia el suelo, las cabezas colgando sobre la explanada desdibujada.
Entonces ella se echó a reír y,
cuando todo hubo pasado, se puso a asaltar emocionada en su asiento y me rogó
que me quedase para repetir: «Venga, otra más. ¿No es espantoso?».
La máquina vibró, la melodía de
Soldiers of the Queen brotó con potente marcha del amplificador y nos subió al
cielo. No podría asegurar que Frances estuviese realmente emocionada, ni
tampoco si, del mismo modo que yo fingía por ella, ella también se reía y
retozaba en un esfuerzo por agradar. Quizá yo le había arruinado toda su
ilusión el día anterior en el jardín, cuando le dije que no quería traerla.
Y así, engañándonos la una a la
otra, nos precipitamos y gritamos juntas, sin aliento al final, y
tambaleándonos un poco, en la explanada.
Al principio nunca fuimos en busca
de experiencia. Aunque hay que reconocer que tampoco nos entreteníamos con las
habituales distracciones infantiles. No jugábamos jamás ni tampoco nos
comportábamos nunca como compañeras de juegos, no nos insultábamos verbalmente
salvo en alguna que otra ocasión, y entonces lo hacíamos a propósito, para
tranquilidad de nuestros padres. Dodie fue la que desencadenó la búsqueda,
hablándonos de sus alegres días de juventud sin que Papa se diera cuenta.
«Hacer el gesto amistoso», así lo había llamado ella. Y a nosotras nos gustaban
sus historias, nos fascinaban. Adoptamos la costumbre de dar largos paseos en
la orilla buscando a gente que, por haber escogido voluntariamente la soledad,
a la fuerza tenía que tener algo que ocultar. Aprendimos enseguida que las
personas más dulcemente resignadas eran las que más tenían que contar. Las
personas volubles y frenéticas no nos servían para nada. Estas últimas apenas
manifestaban otra cosa que autocompasión y, al final, acaban articulando
obscenidades simples y livianas. Al principio, Harriet hacía las veces de
interrogadora y yo asistía como mera espectadora. Cuando interrogaba a los
adultos y sondeaba sus vidas, yo me contentaba con escuchar. Ella decía que no
debíamos involucrarnos, que éramos demasiado jóvenes, que era solo para
aprender. Decía que nuestra información era una suerte de curso de prácticas
para la vida futura. Nuestro objetivo era vivir de prestado hasta que fuéramos
lo bastante mayores. Pero en os últimos tiempos el proceso de análisis había seguido
su curso por su cuenta y, aun estando yo en el colegio y lejos de la influencia
de Harriet, se había convertido en un hábito: la búsqueda constante para
descubrir el pasado de los profesores; la selección de chicas mayores que yo
que quizá pudiesen aportar algo nuevo a lo que yo ya sabía.
Editorial: Impedimenta
Autor: Baryl BainbridgePáginas: 240
Precio: 19,95 euros
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