En
la posada Roca de Guia llega un día Cronista, encargado de escribir y contar
las historias de aquellos que se lo manden, un golpe de suerte hace que se
encuentre con un tabernero muy especial, del que corren leyendas y es conocido
por todos por muchos nombres. Desde ese momento comenzará a escribir las
memorias de este misterioso personaje componiendo una biografía que debe
escribir en tres días.
He robado princesas a reyes
agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he
despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a
la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los
que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he
amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos. Me llamo
Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí.
Así
comienza a relatar su historia, contado por su propio protagonista junto a su
ayudante Bast, conseguiremos averiguar cómo consiguió aprender a utilizar la
magia o cómo consiguió convertirse en leyenda de allí por donde pasaba, todo
ello en busca de los misteriosos asesinos que asolan La Mancomunidad, los
Chandrian. La historia de Kvothe quien, desde joven, consiguió grandes proezas
que se cuentan de unos a otros pero que, de la noche a la mañana, despareció
sin dejar rastro.
Rothfuss
hilvana una historia que, desde un modo en presente con su propia trama,
narración y sucesos, describirnos la biografía de un pequeño que a una edad muy
temprana tendrá que descubrir cómo avanzar con poco o nada en el bolsillo y
conseguir avanzar por sus sueños e ilusiones. La novela está cargada de
personajes difíciles de olvidar como Auri, una misteriosa joven que ronda por
la universidad o el odioso Ambrose, archienemigo del protagonista, también la
independiente Denna, una chica que Kvothe se siente atraído pero que le cuesta
dar con ella además de sus tres compañeros de clase, a cada cual más crítico
con la actitud de su amigo y compañero. La novela de más de 800 páginas, tiene
una historia que es imposible dejar de leer, su sencilla narración nos atrapa,
la forma de relatar los ambientes épicos y sus personajes, dándoles un punto de
vista diferente, muchas veces satírico, añadiendo en la trama un dragón adicto
a una droga, la resina de denner. En definitiva una novela cargada de los roles
épicos característicos del género fantástico, con un toque de humor que acerca
al lector a una historia con un protagonista que mira a su pasado con nostalgia
y tristeza a partes iguales.
Recomendado
a aquellos que les gusten las novelas fantásticas en las que se cruza el valor
de la superación o de la amistad y el amor, también para aquellos que creen que
la historia será igual que otras novelas del mismo género pues en este caso se
demuestra que darle un toque original todavía es posible, y por último para aquellos
que les gusten las grandes novelas con grandes tramas e historias, aquí
encontraran decenas de ellas todas relacionadas con el mundo de Kvothe.
Extractos:
Al día siguiente llegué a la clase
de Hemme con diez minutos de antelación y me senté en la primera fila. Esperaba
poder hablar con Hemme antes de que empezara la clase para no tener que
quedarme y aguantar otra de sus lecciones.
Desgraciadamente, Hemme no llegó
pronto. La sala de conferencias ya estaba llena cuando el maestro entró por la
puerta más baja de la sala y subió los tres escalones de la tarima elevada de
madera. Recorrió la sala con la mirada, buscándome.
—Ah, sí, aquí está nuestro niño
prodigio. Levántate, ¿quieres?
Me levanté sin saber muy bien qué
estaba pasando.
—Tengo buenas noticias para todos
—anunció Hemme—. El señor Kvothe me ha asegurado que entiende perfectamente los
principios de la simpatía. Y se ha ofrecido para impartir la clase de hoy.
—Hizo un amplio ademán para indicarme que subiera con él a la tarima. Me sonrió
con dureza—. ¿Señor Kvothe?
Se estaba burlando de mí, por
supuesto, y esperaba que me quedara en mi asiento, avergonzado y acobardado.
Pero yo ya había soportado
suficientes bravuconadas en la vida. Así que subí a la tarima y le estreché la
mano. Me dirigí a los alumnos con mi vozarrón de actor:
—Le agradezco mucho al maestro Hemme que me
haya brindado esta oportunidad. Confío en poder ayudarle a arrojar algo de luz
sobre este importantísimo tema.
Hemme, que había sido quien había
empezado ese pequeño juego, no podía interrumpirlo sin ponerse en ridículo. Me
estrechó la mano y me miró como mira un lobo a un gato encaramado en un árbol.
Sonrió para sí, bajó de la tarima y ocupó el asiento que yo acababa de dejar
libre en la primera fila. Estaba seguro de mi ignorancia, y dispuesto a dejar
que continuara la farsa.
—Ya he oído suficiente. —No lo dijo
en voz alta, pero fue como si hubiera gritado. Cuando Skarpi contaba una
historia, cualquier interrupción era como masticar un grano de arena en medio
de un bocado de pan.
Dos individuos ataviados con capas
oscuras que estaban en el fondo de la estancia fueron hacia la barra. Uno era
alto y orgulloso, y el otro, bajito y con capucha. Atisbé una túnica gris
debajo de sus capas, y supe que eran sacerdotes tehlinos. Peor aún: vi a otros
dos hombres que llevaban una coraza debajo de la capa. Mientras estuvieron
sentados no me había fijado en ellos, pero al verlos levantarse comprendí que
eran los hombres duros de la iglesia. Tenían el rostro adusto, y la caída de
sus capas me hizo sospechar que llevaban espadas.
No fui el único que lo vio. Los
niños se escabulleron por la puerta. Los más vivos trataron de aparentar
indiferencia, pero algunos echaron a correr antes de llegar a la calle. Solo
quedamos tres: un muchacho ceáldico que llevaba una camisa con encaje, una niña
que iba descalza y yo. Tres insensatos.
—Creo que ya hemos oído todos
bastante —dijo el más alto de los sacerdotes con severidad. Era delgado y tenía
unos ojos hundidos con un brillo tenue, como brasas. Una barba muy bien cortada
del color del hollín afilaba los bordes de su cara, que parecía la hoja de un
cuchillo.
Le dio su capa al otro sacerdote,
más bajito y con capucha. Debajo llevaba la túnica de color gris pálido de los
tehlinos. Alrededor del cuello llevaba un juego de pesas de plata. Se me cayó
el alma a los pies. No era un simple sacerdote, sino un juez. Los otros dos
niños salieron por la puerta.
El juez dijo:
—Bajo la vigilante mirada de Tehlu,
te acuso de herejía.
—Doy fe —dijo el otro sacerdote.
El juez les hizo señas a los
mercenarios.
—Atadlo.
Los mercenarios obedecieron con
brusca eficacia. Skarpi soportó todo el proceso sin alterarse y sin articular
ni una sola palabra.
El juez vio cómo sus guardaespaldas
empezaban a atarle las muñecas a Skarpi; luego se dio un poco la vuelta, como
si quisiera apartar al contador de historias de su pensamiento. Recorrió la
taberna con la mirada, y su inspección terminó en el hombre calvo y con
delantal que estaba detrás de la barra.
Editorial: Plaza y Janés
Autor: Patrick Rothfuss Páginas: 880
Precio: 22,90 euros
Book trailer:
No hay comentarios:
Publicar un comentario