Su última novela Inés y
la alegría ha ganado este premio, el jurado está compuesto por Yolanda Arroyo
Pizarro, Malena Mijares e Ignacio Padilla. Este galardón se otorga a una autora
que ha destacado por una novela en español, en este caso, Almudena Grandes ha
sido la afortunada. Este premio nació en 1993 de la mano de la escritora
nicaragüense Milagros Palma y está dotado de diez mil dólares (unos 7 200
euros).
“Almudena
Grandes construye un universo en donde plantea la subversión femenina como eje
central [...] El papel de la mujer como espejo de la lucha humana en la cultura
de la subversión yuxtapone la gestación de prejuicios, de desprecios y del
mérito del exilio" dice el acta del jurado. También
añade “En esta ambiciosa y equilibrada
obra de matices galdosianos, la investigación histórica toma de la mano al
recurso minucioso de reconstrucción de la memoria”. En opinión del jurado: “Inés y la alegría desborda perfección
narrativa” y “presenta el mayor
número de virtudes literarias en grado significativo”.
Sobre Inés y la alegría
(Tusquets, 2010), el jurado del XIX Premio Sor Juana Inés de la Cruz describe
que: “esta novela presenta un dominio
estilístico y propone abundancia de ucronías llevadas a la vida de personajes
ficticios que se intercalan con personajes históricos”. No se puede decir menos
sobre esta magnífica novela que lleva hasta la fecha un total de tres premios.
Extractos:
–¿Inés?
–Si –me levanté y le tendí la mano–,
soy yo.
–Salud. Vengo de parte del capitán Galán,
bueno, exactamente de su parte no, lo que pasa es que esta mañana me ha
encargado que me ocupe de ti, o sea, que me ponga a tu disposición, por si
quieres dar un paseo, o una vuelta por el pueblo, o comprar cualquier cosa, no
sé, es como si me hubiera nombrado tu escolta, ¿no?, porque me ha pedido que te
proteja, que me encargue de que no te pase nada, nada malo, quiero decir, no
creas que voy a meterme en tu vida… –hizo una pausa que no fui capaz de
rellenar, porque nunca había conocido a nadie que hablara tanto, ni tan deprisa–.
Es que como estoy herido, ¿ves?, bueno, tampoco mucho, es sólo que se me ha
abierto la muñeca porque me hice daño cuando vinimos, nada, que me caí rodando
al bajar, ya ves tú, qué tontería, si en Francia he estado tres años viviendo
en el monte, subiendo y bajando cuestas todo el rato, tan pancho, y justo
ahora, cuando volvía aquí, con las ganas que tenía –fingió desequilibrarse y
pareció a punto de lograrlo de verdad–, ¡zas!, pues me caí y me hice polvo la
mano…
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