Henning
Mankell
Daisy Sisters
Pronto
serán las doce de la noche. La nieve cae en medio de la oscuridad. La madre
abre las ventanas de la cocina y el sonido de las campanas de la iglesia de la
aldea se mezcla con el de las campanas de la catedral, que tintinean por la
radio. Pero antes el actor Anders de Wahl ha leído como cada año el imponente
poema de Lord Tennyson, y el ambiente se vuelve solemne. Rune, el padre, tiene
lágrimas en los ojos, piensa que empieza a hacerse viejo a pesar de que no ha
cumplido los cincuenta. Pero a alguien que se mata trabajando a diario la
decadencia le puede llegar enseguida. Y la sangre, que no quiere circular. No,
no puede estar seguro de que vaya a vivir un año más pero debe hacerlo. La
pobre chica lo tiene mal. Claro que quiere ayudarla, pero ¿qué puede hacer?,
¿para qué vale él? Para ser bueno, claro pero, ¿para qué sirve? Generalmente ha
sido siempre bueno. En cuanto dejen de sonar las campanas podrán sentarse y
beber lo que queda. Afortunadamente han guardado algo, todavía quedan por lo
menos quince centilitros. Lo necesitan, puede tranquilizarlos, porque estas
nocheviejas son dolorosas, recuerdan tantas cosas, muerte y extinción, y el enorme y oscuro vacío, en el que nadie
tiene tiempo de pensar pero que siempre está ahí, un paso más cerca, es lo
único de lo que se puede estar seguro… Las campanadas de la catedral de Lund
tocan de una forma impresionante. Y luego viene Växjö…
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