martes, 15 de octubre de 2013

Novedades, octubre de 2013: Destino (I)



Los corruptores de Jorge Zepeda Patterson

416 páginas
ISBN: 978-84-233-4731-5
Lomo 1277
Presentación: Rústica con solapas
Colección: Áncora & Delfin

Jorge Zepeda Patterson, economista y sociólogo, hizo maestría en la Flacso y estudios de doctorado en Ciencia Política en la Sobona en París.
Dirige la revista Día Siete y es analista en radio, televisión y prensa escrita, su columna dominical se publica en 22 diarios del país. Fue director fundador de los diarios Siglo 21 y Público en Guadalajara y subdirector de El Universal de México. En 1999 obtuvo el Premio Marias Moors Cabot, de la Universidad de Columbia. Codirige el sitio www.unafuente.com y la empresa consultora de diarios Versalitas. Autor y coautor de media docena de libros, entre otros: Los suspirantes (Planeta, 2005), Presidente electo. Instructivo para sobrevivir a Calderón....


Lunes, 25 de noviembre, 10.30 a. m.
Tomás
Britney Spears lo veía con codicia desde el pubis en el que apoyaba la barbilla, con la ventaja, pensó Tomás, de que se trataba de su propio pubis. Estaban en su cuarto entre las sábanas percudidas de una cama de cuya cabecera colgaban las camisas usadas la última semana. Un plato de cáscaras de edamame despedía un olor insano desde el buró. Nada de esto parecía importarle a Britney a juzgar por la mirada de arrobo que le dirigía. Él elevó los ojos al techo cuando ella bajó el rostro para ocuparse de su entrepierna. Tomás se perdió en la primera oleada de placer mientras divagaba sobre la profunda garganta que tendría una cantante profesional. Súbitamente el goce dio paso a la consternación cuando escuchó los extraños ruidos que procedían de la boca de Britney; los agudos chirridos intermitentes le hacían suponer que algo terrible estaba a punto de pasarle a su anatomía. Despertó encogido y sudando, con las dos manos sujetando el pene todavía erguido. Alguien se había pegado del timbre de la puerta sin conmiseración. Tomás tomó una bata, salió de la habitación y cruzó la pequeña sala que lo separaba de la puerta.Mario irrumpió con el rostro sudoroso y excitado.
—¿Qué pasa? Me despertaste, estaba a punto de cogerme a Britney Spears —reclamó Tomás al abrir la puerta, molesto y confundido por el sueño recién abortado.
 —¿Con o sin condón?
—Nadie coge con condón en los sueños.
—Pues seguro te salvé de una gonorrea —respondió Mario.
Todavía con ganas de regresar a la piel lechosa de Britney, Tomás se consoló con la idea de que en los sueños no se contraen infecciones. Aunque Mario tenía razón: «Mi subconsciente podría tener mejores gustos».
—Llevo horas llamándote al teléfono. No te has enterado? —le dijo Mario angustiado, recorriendo con la mirada la habitación en busca del celular de su amigo.
—¿Qué pasó, carajo, qué se quemó?
«El problema con Mario —se dijo Tomás—, es que siempre exagera su preocupación por los demás y por mí en particular. Le falta vida propia».
—Aún no sé muy bien, pero incendiaste la pradera.
—Explícate, porque ya me asustaste —en realidad Tomás creía que Mario era incapaz de asustar a nadie, aunque tenía verdadero talento para sacarlo de sus casillas.
—Los noticieros de la mañana no hacen otra cosa que hablar de tu artículo. El procurador ha dicho que se trata de una baladronada de tu parte, pero alguien del PRD afirmó en el noticiero de Carmen Aristegui que pedirán una investigación sobre el secretario de Gobernación. Tomás no había despertado lo suficiente para acordarse de lo que escribiera el día anterior; sin embargo, las menciones del procurador y del poderoso ministro de Gobernación.

Claire DeWitt y la ciudad de los muertos de Sara Gran

392 páginas
ISBN: 978-84-233-4725-4
Lomo 1274
Presentación: Rústica con solapas
Colección: Áncora & Delfin
Traductor: Ricard Vela

Claire DeWitt es la mejor detective del mundo. Forma parte de un elitista club que utiliza métodos de investigación como la consulta del I Ching o drogas capaces de abrir la mente a otras realidades. La desaparición de u n acaudalado ciudadano durante el huracán Katrina la lleva hasta una ciudad destrozada que signifi ca mucho para ella: Nueva Orleans.
«Es la primera voz realmente nueva que he leído en años. Sara Gran combina todos los ingredientes de la buena y sólida narración y añade un algo sumamente original.» SUE GRAFTON

«Claire DeWitt es impertinente, está chiflada, toma drogas y se considera la mejor detective del mundo. Y podría ser que tuviera razón.» Stern

«La novela de Gran no es sólo un libro poco convencional sobre la Nueva Orleans que dejó el huracán Katrina, también es una de las historias de detectives más originales de los últimos años. Qué digo…, de las últimas décadas!» Der Tagesspiegel

«Sara Gran inaugura un nuevo capítulo de la novela negra. Increíblemente bueno.» Die Zeit


Esa noche estuve repasando en habitación el dossier que había empezado sobre Vic Willing. Al dorso de la cubierta de la carpeta había pegado una foto de Vic que me había descargado e impreso de la página web del Colegio de Abogados. Se trataba de un varón de cincuenta y seis años, blanco, originariamente rubio y después con el cabello plateado, de un metro setenta y ocho (una altura mayor en Nueva Orleans que, digamos, en San Francisco o en Nueva York), razonablemente en forma, razonablemente bien parecido, de ojos azules y con una corbata de las caras. Sospeché que siempre llevaba corbatas caras.
En el dossier también tenía los tres últimos extractos de su tarjeta de crédito, movimientos bancarios de los últimos seis meses, correos electrónicos de su cuenta, fácilmente pirateable, y algunos informes médicos. Vic tenía la tensión alta y demasiado colesterol, algo muy común, especialmente en esa ciudad. Si hubiera mostrado altos niveles del antígeno tenía importancia en ese momento.
Por lo que se refería a sus compras, bueno, las corbatas eran realmente caras, unos cien pavos cada una. También lo eran los sombreros, los trajes, los zapatos, incluso su ropa interior, que era de seda. Frecuentaba restaurantes caros y bares de hoteles unas cuantas noches por semana, probablemente para encontrarse con otros abogados. Sus correos electrónicos eran perfectamente predecibles: trabajo, citas y vida social con amigos. No estaba casado y no lo había estado nunca. Los ecos de sociedad lo mencionaban ocasionalmente como asistentes a actos de beneficencia, a los que acudía con amigos, con las mujeres de sus amigos o con otros abogados. Me imaginé que era homosexual.
Hacía unos días había mandado correos a detectives que conocía, a abogados que conocía y a gente de Nueva Orleans que conocía. Resultó que un montón de gente que yo conocía había conocido también a Vic Willing, o se lo habían presentado, o habían hablado con él, o conocían bien a alguien que lo conocía. Sus respuestas estaban en el dossier.

Las recetas de mi casa de Andoni Luis Aduriz

272 páginas
ISBN: 978-84-233-4726-1
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta
Colección: Imago Mundi

Comer en Mugaritz, el restaurante que Andoni Luis Aduriz regenta desde hace quince años en Guipúzcoa, no es únicamente un placer culinario, sino toda una experiencia sensorial y emocional, reconocida con dos estrellas Michelin y con un puesto permanente para Mugaritz, desde hace ocho años, en la lista internacional de los mejores restaurantes del mundo.
Considerado por la crítica como uno de los más innovadores cocineros actuales, Andoni Luis Aduriz pone aquí al alcance de todos su sabiduría gastronómica a través de recetas asequibles pensadas para ahorrar tiempo y esfuerzo. Basadas en el producto de temporada y con la sencillez como emblema, están hechas para que cualquier persona pueda hacer de la mesa un espacio de categoría, pero también saludable, entretenido y placentero.

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