Ofrenda a la tormenta de Dolores Redondo
440 páginas
ISBN: 978-84-233-4868-8
Lomo 1310
Presentación: Rústica con solapas
Colección: Áncora & Delfin
Ha pasado ya un mes
desde que la inspectora de la Policía Foral recuperó a su hijo y pudo
detener a Berasategui. Pero a pesar de que tanto la Guardia Civil
como el juez Markina dan por muerta a Rosario, Amaia siente que no está
libre de peligro, un desasosiego que sólo Jonan comprende.
La muerte súbita de una niña en Elizondo resulta sospechosa: el bebé tiene
unas marcas rojizas en el rostro que indican que ha habido presión
digital, y además, su padre intenta llevarse el cadáver. La bisabuela
de la pequeña sostiene que la tragedia es obra de Inguma, el demonio que
inmoviliza a los durmientes, se bebe su aliento y les arrebata la
vida durante el sueño. Pero serán los análisis forenses del doctor
San Martín los que convencen a Amaia Salazar de investigar otras muertes de bebés, que pronto revelarán un
rastro inaudito en el valle.
Berasategui muere, entonces, inexplicablemente en su celda, lo que
despliega una trepidante investigación que llevará a Amaia al auténtico origen de los sucesos que
han asolado el valle de Baztán.
Y mientras, desde el bosque, una impresionante tormenta llega para
sepultar la verdad más demoledora.
El final de Sancho Panza y otras suertes de Andrés
Trapiello
432 páginas
ISBN: 978-84-233-4867-1
Lomo 1309
Presentación: Rústica con solapas
Colección: Áncora & Delfin
Al morir don Quijote,
quedaron sus parientes y amigos, entre ellos Sancho y el bachiller Sansón
Carrasco, su sobrina Antonia y el ama Quiteria, en el mayor desconsuelo y
desconcierto. La muerte del caballero trajo a todos transformaciones
asombrosas: aprendió a leer Sancho, que leyó su propia historia y la de
don Quijote en los libros que publicó Cervantes, colgó sus hábitos el
bachiller y se enamoró Antonia de él, llevando en su vientre al hijo de
otro, y la vida en su aldea se estrechó tanto para los cuatro, que decidieron
partir a las Indias, buscando fortuna y poner un poco de espacio al
desamparo en que les dejó a todos la muerte de don Quijote.
Pero el camino emprendido se llenará de aventuras, no todas venturosas. Conocerán el mar, sus tormentas y corsarios, la ilusión de un paraíso y el temor de perderlo antes de alcanzarlo, prosperarán y fracasarán en cuanto emprendan, y verán cómo la vida nueva se entrelaza con la antigua, pues la sombra de don Quijote, y aun de Cervantes, y cuanto a uno y a otro sucedió, les seguirá hasta el Perú, con personajes que el lector del Quijote y de la vida de Cervantes conoce bien, y allí en las Indias la mayor parte de ellos acabarán sus vidas.
Es una historia que, como tantas vidas, sólo se puede resumir contándose entera, y donde el sentido se nos da en los grandes sucesos tanto como en los pequeños. Por eso la llamamos una novela.
Pero el camino emprendido se llenará de aventuras, no todas venturosas. Conocerán el mar, sus tormentas y corsarios, la ilusión de un paraíso y el temor de perderlo antes de alcanzarlo, prosperarán y fracasarán en cuanto emprendan, y verán cómo la vida nueva se entrelaza con la antigua, pues la sombra de don Quijote, y aun de Cervantes, y cuanto a uno y a otro sucedió, les seguirá hasta el Perú, con personajes que el lector del Quijote y de la vida de Cervantes conoce bien, y allí en las Indias la mayor parte de ellos acabarán sus vidas.
Es una historia que, como tantas vidas, sólo se puede resumir contándose entera, y donde el sentido se nos da en los grandes sucesos tanto como en los pequeños. Por eso la llamamos una novela.
El verdadero final de la Bella Durmiente de Ana
María Matute
176 páginas
ISBN: 978-84-233-4866-4
Lomo 1308
Presentación: Rústica con solapas
con s/cub.
Colección: Áncora & Delfin
Como todo el mundo
sabe, cuando el Príncipe Azul despertó a la Bella Durmiente, se casó con
ella y se la llevó a su reino. Pero las historias no siempre acaban en el
momento feliz, sino que la vida sigue y comienzan los problemas. Esta es
la verdadera historia de cómo la Bella Durmiente se encuentra con la vida
real, una vida en la que su príncipe no es tan azul ni su reino tan
maravilloso, y en la que además entra en juego un oscuro personaje: Selva,
la temible Reina Madre.
La
Princesa parecía una rosa recién cortada pero, naturalmente, el beso del
Príncipe que la despertó no se repitió en cuantos la acompañaban. Bastante
tuvieron con despertarse por su cuenta, una vez roto el maleficio de la perversa
hada, que les encantó de forma tan injusta como estúpida.
Así,
iban quedando atrás los bosques umbríos donde gruñía el jabalí; las praderas
verdes donde pacían las ciervas con sus cervatillos; las fuentes donde, según
decían, de cuan do en cuando solían aparecerse las hadas, y los misteriosos
círculos de hierba apisonada, aún calientes —el Príncipe Azul y la Bella Durmiente
los palpaban con respeto y un poco de temor—, donde, a decir de sirvientes y aldeanos,
danzaban las criaturas nocturnas —silfos, elfos, hadas y algún que otro gnomo— en
las noches de luna llena.
Fueron
haciéndose cada vez más raros los pájaros alegres, ruiseñores y petirrojos,
abubillas y riacheras, y aquellos otros, de nombre desconocido, que parecían
flores errantes. Desaparecieron las bandadas de mariposas amarillas, las aves
emigrantes que volaban hacia tierras calientes; se apagó el cristalino vibrar de
las libélulas sobre el silencio de los estanques. Día a día, iban adentrándose
en tierras oscuras, donde el invierno acechaba detrás de cada árbol. Los bosques
se hacían más y más apretados y oscuros, más largos y difíciles de atravesar.
Las hojas se habían teñido de un rojo amoratado, y aunque bellísimas, si el sol
cuando llegaba hasta ellas les arrancaba un resplandor maravilloso, la Princesa
sentía un oscuro temblor, y se abrazaba al Príncipe.
El país de la Pizarra de Ana María Matute
80 páginas
ISBN: 978-84-233-4865-7
Lomo 1307
Presentación: Rústica con solapas
con s/cub.
Colección: Áncora & Delfin
En el país de Cora-Cora
todo estaba preparado los grandes festejos con motivo del cumpleaños del
rey, y todos sus habitantes estaban muy felices esperando el gran día.
Pero la felicidad iba a durar poco, porque una terrible tragedia se cernía sobre el palacio. Una mañana, cuando estaba haciendo una larga suma, la princesa desapareció. Todo el mundo se alarmó, hasta que cuatro valientes niños se colaron en palacio decididos a encontrarla costara lo que costara…
Pero la felicidad iba a durar poco, porque una terrible tragedia se cernía sobre el palacio. Una mañana, cuando estaba haciendo una larga suma, la princesa desapareció. Todo el mundo se alarmó, hasta que cuatro valientes niños se colaron en palacio decididos a encontrarla costara lo que costara…
Todo
marchaba muy bien, hasta que una mañana, la misma víspera del cumpleaños del
rey, Pelusa asomó la cabeza por la tapia y llamó a sus amigos con una voz muy
triste.
—Mi
padre está en un gran apuro —les dijo—. Esta mañana, mientras daba la clase, la
princesa desapareció y nadie sabe dónde está. Mi padre no ha podido explicar
cómo fue, porque no lo sabe y, hasta que no aparezca, todos le echan la culpa
de haberla raptado. ¡Es horrible!
—¡No
puede ser! —dijo Moncho, muy alarmado—. ¿Es verdad eso?
—¡Y
tan verdad! —respondió Pelusa, dando un gran suspiro—. Fue algo rarísimo. Seguro
que cosa de magia o de brujas. Mi padre le había mandado resolver una suma muy
larga en la pizarra. Se puso a mirar un libro y, cuando volvió la cabeza, ¡la
princesa había desaparecido! Allí estaba la suma intacta, pero la princesa no
estaba. Y todas las puertas y las ventanas estaban bien cerradas, os lo juro.
Mi pobre padre está hecho un lío. ¡No sé qué va a pasar si la princesa no
aparece! Todos andan muy serios por palacio.
La vida lenta de Josep Pla
320 páginas
ISBN: 978-84-233-4874-9
Lomo 1311
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta
Colección: Áncora & Delfin
Traductor: Concepció Cardeñoso Saenz
de Miera
La obra de Josep Pla se
acerca en muchas ocasiones al diario, como El cuaderno gris o
Notas para Silvia.
Las investigaciones en los archivos de Josep Pla han permitido localizar muy recientemente pequeñas libretas en las que se conservan diarios de este tipo, los correspondientes a 1956, 1957 y 1964. La información que contienen permite acceder a la vida cotidiana del escritor ampurdanés en unos años capitales de su trayectoria literaria, y al mismo tiempo comprobar cómo concebía la escritura, como una tabla de salvación a la que recurría con frecuencia. Edición de Xavier Pla.
Notas para Silvia.
Las investigaciones en los archivos de Josep Pla han permitido localizar muy recientemente pequeñas libretas en las que se conservan diarios de este tipo, los correspondientes a 1956, 1957 y 1964. La información que contienen permite acceder a la vida cotidiana del escritor ampurdanés en unos años capitales de su trayectoria literaria, y al mismo tiempo comprobar cómo concebía la escritura, como una tabla de salvación a la que recurría con frecuencia. Edición de Xavier Pla.
13
enero
A
las cuatro de la tarde llega Quintà de Figueras. Me cuenta la muerte de Brunet.
No se había dado cuenta de que tenía una diabetes muy avanzada, tampoco la familia
ni el médico (Cuffí). Vamos a dar una vuelta. Tarde magnífica. Hacía meses que
no andaba como si fuera de paseo. Me encuentro con Serra Floreta, viajante de
farmacia, uno de los últimos amigos de Brunet. Me cuenta su soledad y su
pobreza. Ceno en Palafrugell.
14
enero
Me
quedo en casa todo el día. Trabajo en las Memorias de Truman, para Destino.
Llegará un momento en que la fatiga de escribir para los diarios sea
insurmontable. Cuando veo que fuera hace tan buen tiempo y yo estoy amarrado
como un prisionero a esta mesa de la chimenea, me desespero. Llega el libro de
Recasens con el prólogo que le escribí. Fotografía en color del Partenón, de
National Geographic Magazine. ¡Qué maravilla! Dieta casi absoluta —y aun así,
me gusta el Partenón. Me encuentro bien. Mercè sigue con el pañuelo en el
cuello, por el catarro permanente de la miseria. El New Yorker. Sensacionales los
cuatro últimos artículos sobre la fundación Ford. Se gana el dinero y después
se despilfarra. Curiosísimo.
15
enero
Paso
la tarde escribiendo «Truman» para Destino. Fatiga. Ha hecho un día opaco,
nebuloso, sin viento. He oído los disparos de los cazadores. Mercè me ha hecho
compañía. No me apetece ir a Palafrugell, pero no hay más remedio. Lo que se ha
escrito en Destino sobre Brunet no es nada. Era mucho más dramático. En Can
Miquel me encuentro con Sagrera y Pepet Gilet, que vienen de Fitor, de cenar
con mucho alcohol. Por el horror que me dan los borrachos me hago idea del
horror que debo de dar a la gente cuando me emborracho. Vuelvo a las dos.
16
enero
Me pongo a trabajar en Barcelona, para Josep M.
Cruzet. Día muerto y opaco, no me muevo de la masía. He traducido el Corpus, y puede
que haya quedado bien —puede. Estoy bien en esta casa, y aquí trabajo. Tengo a
mano algunos libros, tendría que casarme con una mujer joven de cuerpo bonito y
no moverme nunca más de esta casa. Pero ¡estoy tan viejo y tan gastado! Me voy
a la cama a las doce y leo Il Borghese que me manda Fermí Vergés, de Torino. Buena
revista, melancólica, resentida e implacable.
No sabía que este mes se publicaba el tercero de Dolores Redondo! Muchas gracias por la información me voy pitando a comprarlo!
ResponderEliminarBesos