Puente
de Vauxhall
Javier
Sebastián
Ahora
en serio, dijo Rubina Shafqat. Tenemos harina y sal en la tabla de trabajo. Eso,
harina, extiéndela. Un poco más. Haz un agujero en medio. Se pone la clara de
un huevo, aceite y vinagre. Hay que amasar con agua tibia, y mejor si la
pulverizas hasta que quede sin grumos. Estirar y después dejar meda hora tapada
con un trapo.
Por
cierto, me ha dicho la señora Evans que en el estadillo del fin de semana no
consta que te quedes a dormir, conque nada más servir la cena te devolveré a
Shaftesbury.
Fabiola
se apoyó en la encimera de mármol y dijo: Casi lo prefiero, porque si tuviera
miedo, ¿a quién busco?
Bueno,
todos los que vivimos en esta casa tenemos un miedo u otro, dijo Rubina
Shafqat. El mío es miedo por ellos. Dicen que, cuando venía toda la familia,
Highgrove House era muy alegre. Menos mal que en la cocina sse está bastante
bien, los fogones siempre ayudan.
Además
hay vistas, dijo Fabiola.
Y más
que las tendrás si aparece por aquí tu Wombat, digo las vistas.
Las
dos se echaron a reír. Fabiola retiró unos platos a la fregadera. Luego se
pasaron un rato pelando peras sentadas a una mesa que había junto a la ventana,
había que quitarles el corazón con un vaciador de hoja curva y luego
sumergirlas en un baño caliente de leche y canela.
Una
vez que tenemos la masa, hay que cortarla en porciones, como para envolver una
pera. Y luego se aplastan sobre almidón de maíz. La masa se va estirando con
cuidado hasta que queda como papel, en varias capas, separadas con un poco de
manteca clarificada. Unta y dale con este pincel. Es una masa en capas y no
pasa nada si se rompen las hojas.
Luego
al horno, como si fuera hojaldre, a 200 grados diez minutos.
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