Este
libro comienza con Permiso, un relato
en el que su protagonista trata de hacer lo posible para ver a su pareja, le
sigue No se acaba nunca en el que
descubrimos la insoportable vida de una ama de casa en el que parece que su día
nunca concluye, el siguiente texto, Sacar
al perro, sabremos de la vida en pareja y las dificultades que tiene una
joven a la hora de sacar al perro para relacionarse con su amante. En Manda aquí nos encontramos con una
narración barroca y al mismo tiempo explicado con notas sobre una mujer de
compras, en cambio, El señor Remáser
trata sobre un anciano y sus visitas en la habitación de un hospital.
Extractos:
Una noche, conoció a una mujer
joven que sacaba su mastín a pasear y vivía en un portal a unas pocas manzanas
de la suya. Tendría menos de treinta años; usaba ropa deportiva y zapatillas
para aquella tarea, y debía sujetar con fuerza al animal, que literalmente
corrí al pie de un árbol junto a la casa para satisfacer sus necesidades. La mujer,
entonces, se agachaba, recogía con cuidado los restos en una bolsa y los
arrojaba a la papelera que había allí mismo. Él la vio hacerlo varias veces. Luego,
más tranquilo, el perro emprendía su merodeo olfateando los coches, la base de
las fachadas, los bancos… lo que se iba encontrando; su dueña seguía ese
recorrido a la distancia de unos metros de la flexible correa que los unía. Es verdad,
como dicen los que no sienten afecto por los animales, que es el perro el que
saca a pasear a su dueño, no al revés.
Él termino por acostumbrarse a esa
vulgar ceremonia y, si los veía, no se marchaba hasta que la mujer y su
compañero se alejaban calle adelante. Dos o tres días de cada cinco, calculó,
se producía su encuentro. Una coincidencia
que acaso revelaba su atención hacia ella. Sopesó si era atractiva, y concluyó
que lo suficiente para cualquier hombre solo. A veces eludía adrede el portal y
el resto de su paseo no sufría lo más mínimo. Semejante interés o semejante
tedio o parecidas impresiones lo animaban. Otras veces gastaba su tiempo en
seguirlos, aproximadamente una hora, hasta que los dejaba de vuelta en su casa
y él continuaba hasta la suya.
Fuerza nos cuenta una historia de favores, de amigos y de
amistad más allá del tiempo, sobre la lealtad y los secretos; Hermanos nos descubre la relación entre
un hombre que, al padecer su hermano una neumonía va a visitarlo para ayudarlo
y hablar sobre la vida, tras los años. Allí conocerá a los amigos y vecinos que
siempre están a su lado.
Extractos:
De él se podría decir que era un
hombre como tantos. Se limitaba a cumplir con su trabajo, no pedía favores ni
renunciaba a lo que consideraba justo, hablaba a ráfagas, quiero decir que
alternaba días en que se mostraba muy comunicativo con otros en que no se le oía.
Los viernes por la tarde jugábamos a los bolos con otro par de compañeros de la
empresa; nos divertíamos con ellos, con las cervezas de después y nuestras
bromas. Los fines de semana se dedicaba a su familia. Su esposa, Nieves, era
bastante guapa, inevitablemente algo menuda para él pero bien proporcionada, de
piernas esculturales y busto atractivo. Solía rizarse el pelo y teñírselo unas
veces de rubio, otras con mechas rojas. Viqui, mi mujer, decía que esos cambios
indicaban que aún no se había encontrado a sí misma. Me preguntaba si se
llevaban bien. Le dije que sí, aunque por omisión, pues él jamás hacía el menor
comentario fuera de los clásicos sobre si en la casa mandaba ella o tenía que
ir de compras el sábado o a comer con los suegros en determinadas fechas:
frases que venían a ser intercambiables entre todos nosotros.
En
un aparte pongo estos tres relatos ya que tratan de una forma didáctica la
actual situación del mundo y el país, el primer relato de ellos es Una historia reciente el cual, a través
de párrafos de libros de texto actuales publicados en 2004, 2006 y 2012 nos
describe la situación actual y pasada de la sociedad; el siguiente es Enciclopedia occidental en el que se
hace una lista de las posesiones y bienes de alguien con grandes ingresos que,
al final del texto, descubrimos con escalofríos un par de objetos; por último, Actividades de refuerzo en el escritor
escribe una serie de ejercicios en el que podemos escribir que pensamos sobre
los políticos y la situación social en la que estamos inmersos.
Extractos:
Un galán de noche;
Un recipiente de mimbre con los
bordes protegidos para la ropa sucia;
Colgadores de puertas sobrios;
Una lámpara con lágrimas de cristal
auténtico para el salón principal; otras lámparas lo más adecuadas posible a
los ambientes prefijados de las dependencias;
Un juego de maletas completo;
Un maletín de cuero negro y otro
marrón;
Una cartera de hombre y otra de
mujer;
Un portafolios de piel de venado;
Un set de posavasos,
preferentemente con motivos de las grandes obras de la arquitectura mundial;
Un reposador de jamones y un
cuchillo jamonero;
Un decantador de vinos;
Un abridor de ostras y utensilios
varios para mariscos;
Un cascanueces; una quesera de
cristal grande y otra pequeña;
Ya lo entenderás nos cuenta la pequeña historia en la relación con
un padre y su hijo, que tras una fiesta éste se encuentra con él en la casa y
allí hablaran sobre los avatares de la vida y el amor tratando de llegar a un
acuerdo imposible pues, las visiones de ambos son contrapuestas. En La reina nos encontramos ante un hijo
que trata de convencer a su padre, ya jubilado, para que vaya a su boda pero
que por la separación de estos el padre es reacio a ir. El siguiente relato La inocencia, es un texto muy breve en
el que una pareja mide y analiza su relación a través de un jarrón de Cnossos,
un texto muy intenso e interesante. Este texto, Bulevar, nos encontramos dentro del relato de Marcos, en esta
narración conocemos a un grupo de personas que asisten a un taller literario en
el que trataran de solucionar sus problemas personales a la vez que comentan y
analizan sus textos a través de sus compañeros.
Extractos:
Los escritos de Eladio eran siempre
muy breves. Además, los componía con oraciones cortas. Irma había dicho, en
algún momento, que era una forma buena de comenzar el proceso de escritura. «Si
no están seguros, corten», dijo. «Digan lo justo. Acaben las frases y empiecen
otra», dijo. «No tengan prisa, nunca se apuren por contar lo que quieren. Disponen
de tiempo», aseguró.
Carmen, por el contrario, siempre
se extendía. Sus trabajos ocupaban una hoja por ambas caras, como si estuviera
obligada a llenarla. En ellos invariablemente narraba algún episodio autobiográfico.
Una vez dijo:
—A mi edad, una tiene muchas cosas
para escribir, anécdotas de la vida en el pueblo, ¡bueno!, y de la ciudad. De cómo
era la vida antes, de los hijos y de los novios —los hizo reír.
—No hace falta que a uno le hayan
ocurrido cosas para ser escritor —dijo Irma en otra ocasión, y señaló uno de
los pósters—. Miren a Borges por ejemplo. Gastó su vida entre bibliotecas, publicaciones,
conferencias, editoriales… Diríamos que llevó una vida más bien gris. Sin embargo,
por medio de su cultura y de la imaginación fue capaz de hablar de la pasión y
del destino de los hombres, y de la amistad y la traición, o del misterio del
Universo.
—Si fue capaz de hacer eso quizá
fue porque vivió emociones ocultas —intervino Morticia.
—¿No estuvo casado? —pregunto
Carmen.
La respuesta nos sorprendió a
todos:
—Dos veces.
Dentro
de la segunda parte del libro, Versión
extendida, se encuentran dos relatos: Termina
primero y Contarlo. El primero de
ellos nos encontramos ante el examen de un profesor y la tensión que se crean
con un alumno cuando, al finalizar el mismo se descubre en el baño del centro a
un joven con cortes en las manos. El último, en cambio, nos narra las vivencias
de Javier, que al casarse su amigo Luis le invitará a la boda, una historia que
cuenta el pasado del protagonista.
Extractos:
Los chicos de tercer curso de secundaria
llevan veinte minutos de examen. Gonzalo Rellán, profesor de Lengua y
Literatura, adivina por sus posiciones quién ha estudiado, quién lucha con su
memoria, quién aguarda un descuido para copiar o quién se ha dado por vencido y
sólo espera a que le dejen salir. No existen más que esas cuatro categorías de
alumnos, conforme a las que suele establecer su valor.
Durante el tiempo del examen todo
fluye de manera inusual y apacible. Hay silencio y los chicos trabajan cada uno
en su mesa. Escriben, hacen esfuerzos por recordar, se escuchan suspiros,
toses, se advierte su incansable movimiento; morderse las uñas, colocarse el
pelo, abstraerse con la pulsera, una mancha en el brazo, un picor, dejar que se
desmaye la cabeza sobre un brazo o estirar la espalda: un continuo y diverso
lenguaje que conforma la particular atmósfera en la que él, deambulando por
entre las mesas, ejerce el papel de director musical.
Cada tanto, sin embargo, se
producen intervenciones. Uno se levanta, por ejemplo:
—¿Tengo que poner el tipo de oración
que es?
—Como hemos hecho durante todo el
curso.
Otro:
—¿Puedo coger una hoja?
—Yo te la llevo.
Gonzalo Rellán curiosea en los
ejercicios. Mientras trabajan, corrige mentalmente una respuesta errónea, una
clasificación incompleta, una tilde. Ahí debería encontrarse lo que decidió que
tenían que estudiar; lo que dispensó de saber, no. Sobre ese acuerdo, se
desliza este acontecimiento llamado examen.
Sáez
de Ibarra nos describe la situación actual de cerca, desde las personas que,
con lo poco que tienen, se ayudan entre sí y tratan de superar las trabas que
ponen en su camino, también de aquellos que tratan de encontrarse a sí mismos o
de comprender a los demás. En sus narraciones todas trascurren en los barrios,
en los parques y en general en cualquier ciudad periférica, son relatos
contados de la tristeza, de la ira o lo desconocido, perdidos por la ignorancia
o la arrogancia sus personajes se introducen en un laberinto oscuro. En definitiva
un compendio de narraciones variados, originales, intensos y arriesgados no
solo en la forma, también en el contenido.
Recomendado
para aquellos que gusten de relatos con profundidad, que llegan a sorprendernos
por la cercanía de sus tramas, también para aquellos que les gusten los libros
que contienen todo tipo de relatos, en este encontraran narraciones muy
diferentes en cada uno de sus dieciséis relatos. Y por último para aquellos que
quieran descubrir una voz impredecible en las pequeñas historias que vagan por
el bulevar.
Editorial: Páginas de espuma
Autor: Javier Sáez de IbarraPáginas: 244
Precio: 17 euros
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