lunes, 6 de enero de 2014

Bulevar de Javier Sáez de Ibarra



Este libro comienza con Permiso, un relato en el que su protagonista trata de hacer lo posible para ver a su pareja, le sigue No se acaba nunca en el que descubrimos la insoportable vida de una ama de casa en el que parece que su día nunca concluye, el siguiente texto, Sacar al perro, sabremos de la vida en pareja y las dificultades que tiene una joven a la hora de sacar al perro para relacionarse con su amante. En Manda aquí nos encontramos con una narración barroca y al mismo tiempo explicado con notas sobre una mujer de compras, en cambio, El señor Remáser trata sobre un anciano y sus visitas en la habitación de un hospital. 


Extractos:

Una noche, conoció a una mujer joven que sacaba su mastín a pasear y vivía en un portal a unas pocas manzanas de la suya. Tendría menos de treinta años; usaba ropa deportiva y zapatillas para aquella tarea, y debía sujetar con fuerza al animal, que literalmente corrí al pie de un árbol junto a la casa para satisfacer sus necesidades. La mujer, entonces, se agachaba, recogía con cuidado los restos en una bolsa y los arrojaba a la papelera que había allí mismo. Él la vio hacerlo varias veces. Luego, más tranquilo, el perro emprendía su merodeo olfateando los coches, la base de las fachadas, los bancos… lo que se iba encontrando; su dueña seguía ese recorrido a la distancia de unos metros de la flexible correa que los unía. Es verdad, como dicen los que no sienten afecto por los animales, que es el perro el que saca a pasear a su dueño, no al revés.
Él termino por acostumbrarse a esa vulgar ceremonia y, si los veía, no se marchaba hasta que la mujer y su compañero se alejaban calle adelante. Dos o tres días de cada cinco, calculó, se producía su encuentro.  Una coincidencia que acaso revelaba su atención hacia ella. Sopesó si era atractiva, y concluyó que lo suficiente para cualquier hombre solo. A veces eludía adrede el portal y el resto de su paseo no sufría lo más mínimo. Semejante interés o semejante tedio o parecidas impresiones lo animaban. Otras veces gastaba su tiempo en seguirlos, aproximadamente una hora, hasta que los dejaba de vuelta en su casa y él continuaba hasta la suya.

Fuerza nos cuenta una historia de favores, de amigos y de amistad más allá del tiempo, sobre la lealtad y los secretos; Hermanos nos descubre la relación entre un hombre que, al padecer su hermano una neumonía va a visitarlo para ayudarlo y hablar sobre la vida, tras los años. Allí conocerá a los amigos y vecinos que siempre están a su lado.

Extractos:

De él se podría decir que era un hombre como tantos. Se limitaba a cumplir con su trabajo, no pedía favores ni renunciaba a lo que consideraba justo, hablaba a ráfagas, quiero decir que alternaba días en que se mostraba muy comunicativo con otros en que no se le oía. Los viernes por la tarde jugábamos a los bolos con otro par de compañeros de la empresa; nos divertíamos con ellos, con las cervezas de después y nuestras bromas. Los fines de semana se dedicaba a su familia. Su esposa, Nieves, era bastante guapa, inevitablemente algo menuda para él pero bien proporcionada, de piernas esculturales y busto atractivo. Solía rizarse el pelo y teñírselo unas veces de rubio, otras con mechas rojas. Viqui, mi mujer, decía que esos cambios indicaban que aún no se había encontrado a sí misma. Me preguntaba si se llevaban bien. Le dije que sí, aunque por omisión, pues él jamás hacía el menor comentario fuera de los clásicos sobre si en la casa mandaba ella o tenía que ir de compras el sábado o a comer con los suegros en determinadas fechas: frases que venían a ser intercambiables entre todos nosotros.

En un aparte pongo estos tres relatos ya que tratan de una forma didáctica la actual situación del mundo y el país, el primer relato de ellos es Una historia reciente el cual, a través de párrafos de libros de texto actuales publicados en 2004, 2006 y 2012 nos describe la situación actual y pasada de la sociedad; el siguiente es Enciclopedia occidental en el que se hace una lista de las posesiones y bienes de alguien con grandes ingresos que, al final del texto, descubrimos con escalofríos un par de objetos; por último, Actividades de refuerzo en el escritor escribe una serie de ejercicios en el que podemos escribir que pensamos sobre los políticos y la situación social en la que estamos inmersos.

Extractos:

Un galán de noche;
Un recipiente de mimbre con los bordes protegidos para la ropa sucia;
Colgadores de puertas sobrios;
Una lámpara con lágrimas de cristal auténtico para el salón principal; otras lámparas lo más adecuadas posible a los ambientes prefijados de las dependencias;
Un juego de maletas completo;
Un maletín de cuero negro y otro marrón;
Una cartera de hombre y otra de mujer;
Un portafolios de piel de venado;
Un set de posavasos, preferentemente con motivos de las grandes obras de la arquitectura mundial;
Un reposador de jamones y un cuchillo jamonero;
Un decantador de vinos;
Un abridor de ostras y utensilios varios para mariscos;
Un cascanueces; una quesera de cristal grande y otra pequeña;

Ya lo entenderás nos cuenta la pequeña historia en la relación con un padre y su hijo, que tras una fiesta éste se encuentra con él en la casa y allí hablaran sobre los avatares de la vida y el amor tratando de llegar a un acuerdo imposible pues, las visiones de ambos son contrapuestas. En La reina nos encontramos ante un hijo que trata de convencer a su padre, ya jubilado, para que vaya a su boda pero que por la separación de estos el padre es reacio a ir. El siguiente relato La inocencia, es un texto muy breve en el que una pareja mide y analiza su relación a través de un jarrón de Cnossos, un texto muy intenso e interesante. Este texto, Bulevar, nos encontramos dentro del relato de Marcos, en esta narración conocemos a un grupo de personas que asisten a un taller literario en el que trataran de solucionar sus problemas personales a la vez que comentan y analizan sus textos a través de sus compañeros.

Extractos:

Los escritos de Eladio eran siempre muy breves. Además, los componía con oraciones cortas. Irma había dicho, en algún momento, que era una forma buena de comenzar el proceso de escritura. «Si no están seguros, corten», dijo. «Digan lo justo. Acaben las frases y empiecen otra», dijo. «No tengan prisa, nunca se apuren por contar lo que quieren. Disponen de tiempo», aseguró.
Carmen, por el contrario, siempre se extendía. Sus trabajos ocupaban una hoja por ambas caras, como si estuviera obligada a llenarla. En ellos invariablemente narraba algún episodio autobiográfico. Una vez dijo:
—A mi edad, una tiene muchas cosas para escribir, anécdotas de la vida en el pueblo, ¡bueno!, y de la ciudad. De cómo era la vida antes, de los hijos y de los novios —los hizo reír.
—No hace falta que a uno le hayan ocurrido cosas para ser escritor —dijo Irma en otra ocasión, y señaló uno de los pósters—. Miren a Borges por ejemplo. Gastó su vida entre bibliotecas, publicaciones, conferencias, editoriales… Diríamos que llevó una vida más bien gris. Sin embargo, por medio de su cultura y de la imaginación fue capaz de hablar de la pasión y del destino de los hombres, y de la amistad y la traición, o del misterio del Universo.
—Si fue capaz de hacer eso quizá fue porque vivió emociones ocultas —intervino Morticia.
—¿No estuvo casado? —pregunto Carmen.
La respuesta nos sorprendió a todos:
—Dos veces.

Dentro de la segunda parte del libro, Versión extendida, se encuentran dos relatos: Termina primero y Contarlo. El primero de ellos nos encontramos ante el examen de un profesor y la tensión que se crean con un alumno cuando, al finalizar el mismo se descubre en el baño del centro a un joven con cortes en las manos. El último, en cambio, nos narra las vivencias de Javier, que al casarse su amigo Luis le invitará a la boda, una historia que cuenta el pasado del protagonista.

Extractos:

Los chicos de tercer curso de secundaria llevan veinte minutos de examen. Gonzalo Rellán, profesor de Lengua y Literatura, adivina por sus posiciones quién ha estudiado, quién lucha con su memoria, quién aguarda un descuido para copiar o quién se ha dado por vencido y sólo espera a que le dejen salir. No existen más que esas cuatro categorías de alumnos, conforme a las que suele establecer su valor.
Durante el tiempo del examen todo fluye de manera inusual y apacible. Hay silencio y los chicos trabajan cada uno en su mesa. Escriben, hacen esfuerzos por recordar, se escuchan suspiros, toses, se advierte su incansable movimiento; morderse las uñas, colocarse el pelo, abstraerse con la pulsera, una mancha en el brazo, un picor, dejar que se desmaye la cabeza sobre un brazo o estirar la espalda: un continuo y diverso lenguaje que conforma la particular atmósfera en la que él, deambulando por entre las mesas, ejerce el papel de director musical.
Cada tanto, sin embargo, se producen intervenciones. Uno se levanta, por ejemplo:
—¿Tengo que poner el tipo de oración que es?
—Como hemos hecho durante todo el curso.
Otro:
—¿Puedo coger una hoja?
—Yo te la llevo.
Gonzalo Rellán curiosea en los ejercicios. Mientras trabajan, corrige mentalmente una respuesta errónea, una clasificación incompleta, una tilde. Ahí debería encontrarse lo que decidió que tenían que estudiar; lo que dispensó de saber, no. Sobre ese acuerdo, se desliza este acontecimiento llamado examen.

Sáez de Ibarra nos describe la situación actual de cerca, desde las personas que, con lo poco que tienen, se ayudan entre sí y tratan de superar las trabas que ponen en su camino, también de aquellos que tratan de encontrarse a sí mismos o de comprender a los demás. En sus narraciones todas trascurren en los barrios, en los parques y en general en cualquier ciudad periférica, son relatos contados de la tristeza, de la ira o lo desconocido, perdidos por la ignorancia o la arrogancia sus personajes se introducen en un laberinto oscuro. En definitiva un compendio de narraciones variados, originales, intensos y arriesgados no solo en la forma, también en el contenido.

Recomendado para aquellos que gusten de relatos con profundidad, que llegan a sorprendernos por la cercanía de sus tramas, también para aquellos que les gusten los libros que contienen todo tipo de relatos, en este encontraran narraciones muy diferentes en cada uno de sus dieciséis relatos. Y por último para aquellos que quieran descubrir una voz impredecible en las pequeñas historias que vagan por el bulevar.

Editorial: Páginas de espuma 
Autor: Javier Sáez de Ibarra
Páginas:  244
Precio: 17 euros

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