–¡Hola, Sam!
–la dio un susto, el grito que dio se tuvo que escuchar a varias manzanas,
seguro que su voz se escuchó en la casa de enfrente. Su amiga, como de
costumbre dándole sorpresas inesperadas, cuando dejaría ese maldito hábito de
asustar a todos, porque lo hacía hasta con su novio, el cual no le quedaba ya mucha
paciencia– ¿te he asustado?, es lo que quería.
–Sí, lo has
logrado –hizo un gesto de ovación con las manos en alto– ¿te has enterado de la
chica muerta?, ha salido en las noticias, no han dicho como se llama pero han
sacado imágenes de su casa y se parecía bastante a la de Karen –así es como
llamaban a Karina– que vive siete casas más abajo y todavía no han cogido al
asesino.
–No te
preocupes, no es para tanto. Seguro que mañana vemos en la tele que le han
capturado, tranquilízate.
Los ojos
verdes de su amiga tenían un influjo hipnótico, erótico y casi eléctrico que
hicieron que se relajara en pocos minutos. El ambiente caluroso desapareció, no
sabía si era debido a su amiga y su manía o a que ella estaba acariciándola suavemente
para que se calmara y se encontrará mejor. Se tumbó en la cama sobre el cojín blanco
roto ya desteñido, cada vez le gustaba menos, seguro que un día de estos
acabaría en la basura. Cerró los ojos, ese gesto la relajaba aún más, ver como
el techo desaparecía por unos instantes. Lo consiguió, la intranquilidad
despareció como lo hace una mariposa cuando vuela, que un rato esta ante la
mirada y al siguiente la pierdes de vista.
–Muchas
gracias Lis, lo has conseguido, tienes unas manos increíbles. Te voy a enseñar
mi redacción de historia contemporánea, la he centrado en la historia del cine
del terror ya que mandó que nos centráramos en la cultura de los asesinatos de
ficción y no ficción, dime qué te parece.
Abrió el
portátil y pulso el documento de Word titulado Los asesinos sin rostro, en los
primeros párrafos hablaba de los clásicos: Freddy Krueger, Jason, Alien,
Poltergeist, Gostface,… todos ellos con una descripción de la películas en las
que aparecían y los directores que las crearon junto con los guionistas y el
actor que le interpretó. Lo debían entregar pasado mañana y casi lo había
terminado.
–Esta genial,
yo lo he centrado en la literatura negra y policiaca, desde Larsson hasta
Mankell pasando por Connolly o Don Winslow y no llevo más de cinco páginas además
tenemos que llegar a las veinte en letra de tamaño doce. Esta noche va a ser
muy larga, créeme. Mataría por tener escrito tanto como tu pero algunas tenemos
vida personal.
–Ánimo, que
seguro que esta noche lo dejas a la mitad. Que tarde es, no quiero echarte pero
tengo un sueño que me caigo y debo mantener mis notas con sobresalientes y mi
vida personal bajo mínimos.
–Bueno, no
hace falta que me eches, ya me voy, que quiero llegar como mínimo a las diez
páginas antes de la una de la madrugada, deséame suerte. Chao.
–Adiós.
Y salió casi
volando por la ventana. Miró por ella y vio como se alejaba corriendo,
increíble la velocidad a la que corría, era una atleta nata que además sacaba
sobresalientes en educación física. La única que lograba superar las marcas de
muchos hombres en competiciones de atletismo en su clase. Su talón de Aquiles
eran las asignaturas relacionadas con la historia y la lengua pero no las que
tenían que ver con las matemáticas y los números, en esas sacaba buenas notas al
contrario que Sammy, la cuales odiaba pero que en todo lo relacionado con las
letras era excelentes o sobresalientes los que solía anunciarle su profesor al
entregarle el examen.
El sueño le
venció rápidamente.
Andaba a
tientas por largo y oscuro pasillo iluminado por pequeñas lámparas que no daban
luz, a tientas, arrastrando las suelas de sus playeras por la moqueta vieja,
maloliente. Se dijo que no debería ser otra cosa que una pesadilla, pero era
tan real que a cada paso que daba lo dudaba. Un lado del cerebro, quizás el
derecho le decía que todo se debía a la cantidad de deuvedés que había visto en
aquella mañana, en cambio el izquierdo le decía que todo era real, que siguiera
adelante hasta que descubriera el final de la historia. Al final,
inexorablemente, venció su lado izquierdo, por lo que llegó al final del
pasillo en cual una puerta verde, carcomida y cochambrosa la esperaba, el pomo
en cambio era dorado.
Al abrir la
puerta encontró lo que parecía ser un salón totalmente oscuro, iluminado
solamente por el brillo de la luna que atravesaba la ventana.
Un ruido la
inquieto, venia del cristal. Se preguntaba si habría sido un gato pues sonó
como un arañazo en el cristal. Decidió acercarse para ver que se ocultaba tras
las cortinas. No encontró nada, cuando una mano con cuchillas en cada uno de
sus dedos volvió a rozar la superficie del cristal. De ahí venia ese sonido.
Corrió de nuevo hacia el pasillo pero la puerta ya no abría, estaba bloqueada.
El cristal se rompió en mil pedazos y una cara totalmente desfigurada apareció
en ella enmarcada por la forma de la ventana. Entró y de repente estaba frente
a ella, enseñándola su asquerosa lengua que rozaba sus pómulos.
Alzó la mano y
la clavaron todas las afiladas y brillantes cuchillas en el estómago.
Despertó de
aquella horrible pesadilla empapada en sudor.
Las malditas
películas de miedo la habían afectado más de lo que esperaba, una sesión
continua de cine de terror había sido demasiado para su cerebro el cual, por lo
visto, había decidido tomar al personaje que más la asustaba y ponerlo en sus pesadillas
nocturnas, eran casi las seis de la mañana y quedaba poco más de una hora para
ir a clase por lo que decidió levantarse y darse una ducha. Su amiga no
tardaría en llegar a recogerla.
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