Vineland
es a la vez una pequeña ciudad californiana que en los sesenta, está habitada
por jipis perseguidos por el FBI debido a sus vicios propios, pero también es
la ciudad en la que en el año 1984 y ecos orwellianos «Como si la tele dejara repentinamente de mostrar imágenes y en lugar de
ello proclamara: A partir de ahora te estoy observando» Frenesí debe ir a
buscar a su madre, después de quince años, y saber la verdad de su separación,
pero también es la historia de unos agentes que, de manera obsesiva, siguen y
persiguen (cuando no se encuentra viendo la televisión una reposición o una
película clásica) llamado Brock Vond.
Y
no sólo eso, incluso también habla de Praire, madre de Frenesí, figura y
símbolo de los movimientos radicales. Todo ello en un entorno político
inestable, representado por Reagan el cual, con sus medidas han hecho que
termine en la calle, despedida por los recortes y ponerla en bandeja de su examante.
Todos los miembros de la comunidad buscan refugio en la pequeña villa pero que,
por desgracia, la represión impuesta y representada por Brock no cesará en descubrir
el negro misterio que envuelve a madre e hija.
Pynchon
desenvuelve en esta novela una cantidad enorme de personajes, los lugares no lo
son menos pues no dejan de sucederse, uno tras otro. Y por último las tramas se
envuelven unas con otras, una desaparición se entrecruza con la búsqueda, en
ese momento la paranoia política emerge y desaparece como Nixon y Reagan para
mostrarnos a la sociedad americana en los setenta, para llevarnos por una
carretera hasta Japón y el viejo compañero de una ninja en una misión secreta
junto a Praire y Takeshi Fumimota y su técnica de la Palma Vibrante, para
terminar en una grabación de una escena en la que conoceremos todos los
detalles de la misma en la historia de 24ips. Todo ello dentro de sus más de
trescientas páginas donde, en definitiva, la trama se desarrolla de manera
continua, como las escenas de las películas en las que se mencionan a lo largo
de la novela El retorno del Jedi (1983), Viernes 13 (1980)
(todo el mundo era Jason ese año), Gidget se vuelve hawaiano (1961),
Godzilla, rey de los monstruos (1956) entre otros, pero en este
caso no hay que dejarse llevar por la narración y tratar de permanecer con la
historia de los personajes pues aparecen y desaparecen tras las bambalinas que
introduce Pynchon en cada parte de la historia.
A
todos aquellos, se la recomiendo aquellos que quieran saber y tengan curiosidad
por las tramas secuenciales y no lineales escritas por un autor incapaz de
seguir la pista incluso en la ficción, o para aquellos que quieren saber qué es
la República Popular del Rock & Roll
o quién es el enloquecido por la televisión y las ficciones que ofrece (personaje
visionario donde los haya) y por último para aquellos que quieran saber qué
ocurre en un pequeño condado llamado Vineland en el norte de California
Una
curiosidad, Vineland es el nombre que dieron los vikingos de Islandia a América
del Norte cuando desembarcaron en las costas de la actual Nueva York doscientos
años antes de que llegara Cristóbal Colón.
Extractos:
Pero justo antes de que se fuera,
Zoyd había pasado a Prairie una extraña tarjeta japonesa de visita, o amuleto,
como algunos la llamarían, que al principio la joven, suspicaz como siempre de
todo lo que pudiera significar asuntos no concluidos de los viejos tiempos
jipiosos, se había resistido incluso a tocar. Zoyd la había recibido años
atrás, en pago de un favor. Por entonces gestionaba un chanchullo de cruceros
hawaianos para Kahuna Airlines, compañía irregular que operaba desde la East
Imperial Terminal de Los Angeles, que le había caído entre las manos en los
turbulentos días finales de su matrimonio, en un nuevo intento desesperado,
esta vez transpacífico, de lo que, en su opinión, era salvar la relación y, en
la de ella, inmiscuirse una vez más en su intimidad, aterrizando en Honolulú,
cargado de whisky barato, en un vuelo chárter de un avión de fabricación
incierta que era no sólo el buque insignia sino también toda la flota de un
país del que hasta entonces jamás había oído hablar. Aunque Frenesí en cierto
modo le esperaba, no era en la condición en que llegó, presa de un prurito, que
ya no podía controlar, de ver cómo pasaba las noches.
Pero justo antes de que se fuera,
Zoyd había pasado a Prairie una extraña tarjeta japonesa de visita, o amuleto,
como algunos la llamarían, que al principio la joven, suspicaz como siempre de
todo lo que pudiera significar asuntos no concluidos de los viejos tiempos
jipiosos, se había resistido incluso a tocar. Zoyd la había recibido años
atrás, en pago de un favor. Por entonces gestionaba un chanchullo de cruceros
hawaianos para Kahuna Airlines, compañía irregular que operaba desde la East
Imperial Terminal de Los Angeles, que le había caído entre las manos en los
turbulentos días finales de su matrimonio, en un nuevo intento desesperado,
esta vez transpacífico, de lo que, en su opinión, era salvar la relación y, en
la de ella, inmiscuirse una vez más en su intimidad, aterrizando en Honolulú,
cargado de whisky barato, en un vuelo chárter de un avión de fabricación incierta
que era no sólo el buque insignia sino también toda la flota de un país del que
hasta entonces jamás había oído hablar. Aunque Frenesí en cierto modo le
esperaba, no era en la condición en que llegó, presa de un prurito, que ya no
podía controlar, de ver cómo pasaba las noches.
Editorial: Tusquets Editores
Autor: Thomas Pynchon Páginas: 368
Precio: 10,95 euros
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