martes, 26 de julio de 2011

Las edades de Lulú de Almudena Grandes

María Luisa o Lulú, como la llaman, es una chica normal y corriente que lleva la ropa ya usada y vieja debido a que se ha crecido en una familia numerosa y que por ello trata que la quede bien aunque no lo logra. Tiene dieciséis años, es morena, tiene un bonito pelo denso y siente una gran animadversión por su madre.
Todo ocurre en plena adolescencia de la protagonista que descubrirá los derroteros sexuales que se esconden en talleres de modistas, en películas pornográficas y todo ello en las calles de Madrid.

Poco a poco descubriremos el aprendizaje erótico, explícito y desafiante de su protagonista a través de su perturbadora historia de amor, pero también del deseo más desvergonzado que no duda en traspasar la línea de los tabúes o pasiones oscuras. A todo ello le ayudara Pablo el amigo de su hermano y profesor de universidad por el que se siente fascinada, ya desde niña. Todo el sortilegio se rompe bruscamente cuando, a los treinta años, Lulú se precipita, indefensa pero febrilmente, en el infierno de los deseos más tórridos y peligrosos.

En la edición de 2004 se añade un prólogo escrito por la autora en el que describe desde cómo llegó a ser novelista hasta la forma en la que escribía el libro pasando por las críticas de amigos suyos. Describe de esta forma sus comienzos: «Empecé a escribir Las edades de Lulú en otoño de 1987. Tenía veintisiete años y, hasta donde podía recordar, siempre había querido ser escritora, aunque en aquella época, después de haber empezado varias decenas de novelas sin haber sido nunca capaz de acabar el segundo capítulo de ninguna, mi fe comenzaba a flaquear. Ahora supongo que el trabajo con el que me ganaba la vida entonces era uno de los principales agentes de mi desesperanza. Y sin embargo, también sé que, si no lo hubiera desempeñado durante aquellos años, nunca habría podido empezar a escribir».

Grandes consigue conquistarnos, atraernos e incluso logra pervertirnos mientras nos susurran sus visiones eróticas. Además sus descripciones son muy reales, tanto que es imposible dejar de leer al comenzar un párrafo. Fue la primera novela de la autora otorgándole el XI Premio La Sonrisa Vertical en el año 1989 y gracias a ello se dio a conocer.

Recomendada para aquellos que quieran descubrir otras formas de ver la sexualidad, sea la que sea, también para aquellos que quieran sentir casi en sus propias carnes la, a veces tierna a veces dolorosa, de una persona que se deja llevar más de lo que debería y por último para aquellos incondicionales de Almudena Grandes que quieran descubrir un registro muy diferente en la literatura que la caracteriza.

Extractos:

No dijo nada, seguía sonriendo. Alargó la mano y giró la llave de contacto. El motor se puso en marcha. Los cristales estaban empañados. Fuera debía de estar helando, una cortina de vapor se escapaba del capó. Él volvió a reclinarse contra el asiento, me miró, y yo me di cuenta de que el mundo se estaba viniendo abajo, el mundo se me estaba viniendo abajo.

Cuando llegué del colegio, me encontré con que Amelia desfallecía, deshecha en llanto, entre los fofos brazos de mi madre. Estaba tan familiarizada con el patetismo de escenas como aquélla que me fui a la cocina sin hacer preguntas, y me preparé un bocadillo de tomate y cebolla en rodajas con aceite de oliva y sal, mi bocadillo favorito. Luego volví a mi cuarto con la intención de ponerme a estudiar enseguida Filosofía, tenía un examen al día siguiente. Ellas no se habían movido. Fue mi madre quien habló, con el tono frío y aséptico que solía adoptar para comunicar las noticias inesperadas.

Editorial: Tusquets
Autor: Almudena Grandes
Páginas: 280
Precio: 16 euros

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