Un chico de unos veintiocho años murió a causa de los golpes que le propinaron la policía secreta, se llamaba Jaled Said, y estaba en paro. Le gustaba ir al cibercafé de su localidad y escribir en su blog sobre la situación en la que se encuentra Egipto en la actualidad. Debido a lo ocurrido pues según cuentan los testigos el joven fue dejado inconsciente, después llevado por policías de paisano a una comisaría para volver a traerle a la misma calle donde le arrojaron y por ultimo llamaron a la ambulancia. También otros dicen que no ha sido el precursor de las protestas contra Mubarak, pero si contra la policía encubierta.
Por todo ello las continuas manifestaciones que se dan el norte de Egipto han hecho perder el temor al dictador además casi 400.000 jóvenes se sumaron a la campaña Todos somos Jaled Said, organizada a través de Facebook. Ahora es el grito de miles de personas que se agolpan en las inmediaciones de las calles donde fue asesinado Jaled que se dan desde el 25 de enero.
En el país viven con menos de un euro al día el cuarenta por ciento de sus ochenta millones de habitantes pese a la mejoría de la economía que aumenta a un ritmo de un cinco por ciento de media. Egipto, un país donde los jóvenes como Jaled Said tienen pocas o ninguna esperanzas de encontrar un empleo digno.
Aquel primer día, la policía logró, con gases lacrimógenos y disparos al aire, desalojar a los manifestantes de la plaza de la Liberación, en el corazón de El Cairo, y de la plaza de Mencheia, en Alejandría. Pero sus habitantes rompieron la barrera del miedo y las ganas de liberación sucumbieron empezando a cambiar la faz del país. “Estoy contenta de haber llegado a esta edad para vivir este momento de liberación. No hay marcha atrás, Egipto será libre”, decía ayer Nabila Dakri, de 73 años, ya retirada de su cátedra de Toxicología en la Universidad de Alejandría.
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