martes, 5 de agosto de 2014

El lago de Banana Yoshimoto



Chihiro es una joven artista, creadora de obras temporales, que se sitúan en un muro hasta que este desaparece. Tras la muerte de su madre se encuentra sumida en un dolor difícil de dejar atrás pues ella se encargaba de cuidarla.


Al otro lado, en el edificio que se encuentre del suyo se encuentra Nakajima, un chico tímido que esconde un secreto que marcó su pasado y que le hace sufrir, además es incapaz de hablar de la muerte de su madre, echo que une a ambos en una relación que va más allá de lo banal, que hace que sus almas se sincronicen. Para ello se dirigirán a conocer a los antiguos amigos de Nakajima que llevan una vida lejos de la sociedad en una casa cerca de un lago.

Yoshimoto ha logrado escribir una novela capaz de atraparnos por su sencillez a la hora de narrar los hechos de sus personaje transformándose lentamente en una historia profunda que va más allá de la relación que estructura la novela. Sus protagonistas se mueven en un mundo que les ha dejado atrás, incluso sus familiares les han dejado solos con sus problemas, tratando de encontrar un hilo de felicidad al que perseguir, en este punto consiguen encontrarse Chihiro y Nakajima para encontrar la verdad el uno sobre el otro. Dentro del libro también se describe las tétricas prácticas que la secta Aum Shinrikyo, autora del atentado con gas sarín en el metro de Tokio que provocó la muerte de trece personas y centenas de intoxicados en el año 1995. En definitiva un libro que nos transporta a un Japón que trata de superar su pasado de diversas maneras, también que mira de alguna manera a un futuro con esperanza, esperando que lleguen los cambios y superar así un pasado difícil de olvidar.

Recomendado para aquellos que les gusten las novelas que describen Tokio, en El lago se dan diferentes perspectivas de la sociedad nipona, también para aquellos que les gusten las novela que hable de las relaciones personales, en esta novela encontraran una historia compleja que, lentamente, se va desarrollando. Y por último para aquellos que quiera descubrir una parte de la historia de Tokio que supuso un gran cambio para los habitantes de Japón.

Extractos:

Sus fosas nasales alargadas, sus muñecas como palos, sus largos dedos, la boca abierta durante el sueño, la desvalida línea de la nuca, sus mejillas gordezuelas como las de un niño, la manera como le caía sobre los ojos el cabello alborotado, la manera como quedaban escondidos, debajo del cabello, sus ojos rasgados de largas pestañas: todo, absolutamente todo, me gustaba con locura de Nakajima. Creo que seguiré ligada a él incluso después de que, un día, deje de respirar y pase a ser una estrella en el firmamento. Ya sé que esto no es más que una metáfora que oí en alguna parte, pero da la casualidad de que es exacto. Lo de convertirse en una estrella a él le cuadra a la perfección. Porque, ya ahora, a duras penas logra hacer creer que esté vivo. Más que amor, esto es estupor. Así que yo me he quedado observando, sin implicarme de lleno.
«Hoy todavía está aquí», pienso, «hoy todavía no ha desaparecido. ¡Hoy todavía sigo sintiendo lo mismo!»
Nakajima. Desde que me siento irremisiblemente atraída por Nakajima, ese chico tan extraño, mis días rebosan frescura. Desde que estoy con él, mi ritmo vital ha enloquecido. Yo, que solamente pensaba en mí; yo, que sólo veía lo que pasaba a través de mí; yo, que siempre embestía hacia delante con los ojos puestos en un futuro ideal; yo, que reunía todos mis deseos en uno: alejarme de aquella ciudad. Yo, que no estaba atada a nadie ni a anda. Pero Nakajima es tan fuerte que anula mi resistencia y, tirando de los hilos, me atrae hacia él.

Editorial: Tusquets Editores 
Autor: Banana Yoshimoto
Páginas:  184
Precio: 16 euros

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